Guillermo Del Toro rubrica la que será posiblemente la más notable inauguración del festival en años (habitualmente consagrada a cine rodado en Cataluña). Este año Del Toro será homenajeado, presentará retrospectivas y cautivará al público con este cuento de hadas protagonizado por una mujer muda y una extraña criatura anfibia.
La impecable trayectoria de Yorgos Lanthimos, que tras las increíbles Canino y Alps dio un giro aún mayor hacia lo subversivo con su primera película anglosajona, Langosta, parece proseguir intocable con esta película protagonizada por Nicole Kidman y Colin Farrell, en la que un padre de familia inicia una extraña relación con un adolescente.
Aclamada en el último Fantastic Fest de Austin y rubricada por Justin Benson y Aaron Moorhead (dos francotiradores que hasta ahora han dado obras tan estimulantes como Resolution o Spring). Esta vez, los directores vuelven con sectas, campamentos lovecraftianos y cintas de vídeo.
Candidata a gran desfase mainstream del año, como no podía ser menos viniendo de Brian Taylor, codirector de obras maestras de la extravagancia desde dentro del sistema como Crank o Ghost Rider: Espíritu de venganza. De esta última recupera nada menos que a Nicolas Cage, con la historia de una epidemia de locura que hace que los padres asesinen a sus hijos.
La hemos visto diez millones de veces, pero esta versión es la definitiva: la obra maestra del giallo de Dario Argento llega en versión restaurada y en 4K, lo que garantiza una explosión sensorial como pocas se ha visto en el Auditori.
Aunque L’étrange couleur des larmes de ton corps no nos convenció tanto como su debut, el increíble giallo mediterráneo y casi mudo Amer, tenemos fe en el regreso de Hélène Cattet y Bruno Forzani. Sobre todo porque recuperan con esta historia policiaca y violenta algo del ambiente soleado pero opresivo de su debut.
Otra de las imprescindibles del año es el regreso de S. Craig Zahler, que asombró a medio mundo con su tremebundo western Bone Tomahawk. El tono y la textura de esta nueva película de ambientación contemporánea y carcelaria parece ser comparable en términos de intensidad y violencia, gracias a un Vince Vaughn completamente fuera de sí.
Aunque muchos esperan la nueva película de Jaume Balagueró como agua de mayo, hay otras producciones españolas de interés en el festival, y que puede que pasen desapercibidas. Como esta historia de un herrero sospechoso de hacer pactos con el diablo, basada en el folclore vasco, dirigida por Paul Urkijo Alijo y apadrinada por Álex de la Iglesia.
Entre lo mucho y muy bueno que hay de cine oriental en Sitges este año, nos llama la atención esta película del debutante coreano Sun-Ho Cho, que cuenta cómo un hombre vive una y otra vez en loop un accidente en el que muere su hija, y que suena a versión ultradramática de Atrapado en el tiempo.
Producida entre Francia y los países nórdicos, esta historia de una joven con terribles poderes mentales parece estar enfocada desde la perspectiva fría y sin estridencias a la que acostumbra el cine de género del norte de Europa. Lo que sin duda será un alivio entre tanta pasión desaforada.
Ni un año sin su película de partos que van mal o de nonatos psicópatas. En esta ocasión el debutante Brandon Christensen cuenta una historia de gemelos enfrentados en el útero… o eso cree su madre, impresionada por una serie de relatos sobre entes que se alimentan de recién nacidos.
Oscura y turbia, este drama psicológico podría ser una sorpresa entre la programación de este año: una azafata traumatizada por el suicidio de su novio entra en una relación triangular en la que nadie está a salvo. El responsable de esta intrigante premisa es Nathan Silver, director de películas alejadas de los códigos de género como Stinking Heaven o Uncertain Terms.