El Yaco, también conocido como loro africano de cola roja, es un loro de tamaño mediando, rondando los 400-500 gramos. "Es un animal super inteligente (superior a la media de especies de loros) y muy social, por lo que es normalmente la especies preferida para realizar estudios y experimentos con ellos", comenta Valls. "Tiene una capacidad de imitación increíble, lo que le ha convertido en un animal muy popular en el hogar".
AVETROPICPara ofrecer una dieta completa y nutritiva, el experto en psitácidas de Avetropic recomienda, tanto si convivimos con un Yaco, como con cualquier otra especie de loro. Una dieta basada en tres partes: una base de pienso de calidad, otra de frutas y verduras variadas y algunos alimentos extra, como mezcla de semillas. "Les suele gustar mucho los frutos secos como cacahuetes o nueces, lo cual podemos utilizar para potenciar su enriquecimiento ambiental alimentario, elaborando algunos puzzles o juegos que los mantengan entretenidos y mentalmente estimulados". En la foto podemos ver un ejemplo de esto, utilizando un cartón agujereado.
AVETROPICAlimentariamente hablando, en Yacos se dan algunas tendencias: carencias de vitamina D y de calcio. "No es algo muy diferente a otras especies, pero sí es algo más común en ellos, igual que ocurre con la carencia de vitamina A, que también es mayor en Yacos que en otros loros", comenta Valls. "También se les suele atribuir una dependencia de contenidos grasos, aunque no está comprobado que realmente sea así".
AVETROPICSegún Valls, los Yacos son aves a los que "difícilmente podremos darles lo que necesitan durante sus 50 años aproximados de vida". "Sus cuidados son muy complejos de llevar a cabo ya que necesitamos encontrar ideas para que esté ocupado durante ese periodo de tiempo", añade. "Es muy importante que tenga cosas que hacer y la mente ocupada. Para ello, a parte del enriquecimiento ambiental habitual, un buen recurso es tener pequeñas sesiones de entrenamiento con él".
AVETROPICPara estrechar el vínculo con nuestros loros y, además, estimularles mentalmente, podemos enseñarle a nuestro Yaco trucos e incluso cosas que beneficien su manejo. "Resulta muy beneficioso para ellos y nos puede facilitar sus cuidados si, por ejemplo, trabajamos con ellos comportamientos como la entrada en el transportín, para cuando tengamos que llevarle al veterinario; o un limado de uñas para que lo haga de forma voluntaria; así como tomar medicación, entre otros", ejemplifica Valls. "Esto les estimula y además nos facilita la convivencia, aunque también podemos enseñarle trucos menos útiles, como repetir o imitar palabras o que coja cubitos de colores y los meta en una cajita del mismo color, como los juguetes de los bebés".
AVETROPICOtras formas de mejorar el enriquecimiento ambiental de los loros es optar por puzzles más complejos de lo habitual (como hemos mencionado) y, sobre todo, variarlos y cambiarlos. "No aportarán más allá de los primeros días porque, una vez sea capaz de resolverlo, le resultará sencillo y repetitivo", explica Valls. "Utilizar la alimentación es una buena forma de enriquecimiento ambiental, pudiendo rellenar saquitos con comida y colgarlos de la voladera, por ejemplo, para que tenga que sacar el alimento de dentro y, si además dejamos unos vacíos, le supondrá un reto un poco mayor descubrir cuáles tienen comida y cuáles no".
AVETROPICEn cuanto al espacio en el que debemos mantener estos loros en cautividad, "lo ideal es tenerlo en lugares grandes". "Hay mucha gente que los tiene viviendo en una jaula de unos 80 centímetros por otro metro de alto que, aunque sea aceptable, para mí no está bien", expresa Valls. "Lo ideal es tener una voladera o una habitación adaptada porque, además, un espacio más grande se presta más a estar mejor enriquecido y nos será más fácil variar sus elementos que en otro más reducido. Si queremos que sea feliz, mínimo necesitamos una voladera donde volar".
AVETROPICAl igual que ocurre con la mayoría de los loros, los Yacos son una especie muy sociable, por esto, lo ideal es que si decidimos comprometernos al mantenimiento y la convivencia con uno, lo hagamos trayendo a casa dos. "Siempre que dispongamos del espacio y los recursos para mantenerlos adecuadamente es mejor hablar de tener dos", afirma Valls. "De esta forma, sus necesidades sociales en su día a día no las tendríamos que cubrir nosotros, al menos no todas ellas".
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