El falso cura que atacó a la familia de Bárcenas pide que cesen "las voces" de su cabeza

  • Ha comenzado en la Audiencia Provincial de Madrid el juicio contra Enrique O.G., que entró en el domicilio de Bárcenas y su mujer disfrazado de cura.
  • El juicio ha tenido que ser suspendido por una supuesta crisis nerviosa.
  • Se enfrenta a una petición fiscal de 18 años de prisión; está acusado de detención ilegal, coacciones, tenencia ilícita de armas y tres faltas de lesiones.
  • El acusado padece un trastorno de la personalidad de rasgos paranoides, narcisistas y antisociales, según el fiscal.
Momento del juicio en la Audiencia Provincial contra el falso cura (de azul, en segundo término) acusado de entrar en la casa del extesorero del PP Luis Bárcenas.
Momento del juicio en la Audiencia Provincial contra el falso cura (de azul, en segundo término) acusado de entrar en la casa del extesorero del PP Luis Bárcenas.
Javier Lizón / EFE
Momento del juicio en la Audiencia Provincial contra el falso cura (de azul, en segundo término) acusado de entrar en la casa del extesorero del PP Luis Bárcenas.

El juez ha suspendido este miércoles en la Audiencia de Madrid la declaración del falso cura que entró el 23 de octubre de 2013 en el domicilio del extesorero del PP Luis Bárcenas, después de que se llevara las manos a la cabeza, pidiera que le condenaran y dijera que había unas voces en su cabeza que no le dejaban en paz.

Durante su declaración, que ha comenzado unos cincuenta minutos después de lo previsto, Enrique O. G. ha comenzado afirmando: "Me declaro culpable con reparos". Ha reconocido que el 23 de octubre de 2013 acudió al domicilio de Luis Bárcenas, dijo que era el padre Enrique e iba vestido de negro con alzacuellos, con apariencia de sacerdote.

El acusado ha indicado que iba de parte del Obispado para hacer una averiguación, salió Rosalía Iglesias, la esposa de Luis Bárcenas, que lo invitó a pasar a la vivienda cuando le dijo que iba a tratar con ella sobre la posible libertad de su marido.

"No me acuerdo mucho de las cosas. Mi mente está en nebulosa. Vengo con la cabeza alta y el corazón limpio", ha dicho el procesado, quien ha pedido al fiscal que le formulara preguntas, ante lo que el juez le ha instado a no darle indicaciones al Ministerio Público.

Después de pedir agua, se ha llevado las manos a la cabeza, ha pedido que le condenaran y ha agregado: "Estas voces no me dejan en paz. No quiero oirlas más. Salgan de mi cabeza. Estas voces no me dejan. Déjenme en paz por favor. No quiero escuchar más voces".

El presidente del tribunal ha hecho una pausa de diez minutos y ha instado al abogado a hablar con su cliente para que pueda declarar y le informe sobre la forma de conducirse ante un tribunal.

Crisis simulada

Pero poco después el juicio ha tenido que ser suspendido una hora y media porque el encausado ha sufrido una aparente crisis nerviosa y haya empezado a gritar: "Condénenme a lo que quieran, firmo lo que sea; estas voces no me dejan en paz, lárguense de mi cabeza".

El doctor Cartagena, que ha atendido posteriormente al procesado, ha indicado que de la exploración que le ha realizado se desprende que tiene pulso, reflejos y tensión normales. "Los síntomas de mareo y deambulación que hace que no ande autónomo, sino ayudado,  no se corresponden con ninguna patología clínica", ha señalado.

El médico ha destacado la "absoluta negatividad y falta de colaboración" del acusado. "La oscultación pulmonar y cardiaca realizada no se corresponde con ningún cuadro clínico ni con su negatividad. No hemos podido diagnosticar trastorno de tipo físico y psíquicos", ha dicho.

Además, ha aclarado que no existen antecedentes médicos de dicha crisis y que el ansiolítico que ha tomado en una pausa de un declaración no he podido hacer efecto de ningún tipo por el escaso tiempo que pasó hasta la supuesta crisis nerviosa.

El doctor también ha negado que se haya tratado de un trastorno de personalidad, ya que dicha dolencia "no altera en absoluto la inteligencia y no produce un cuadro como el que ha manifestado". Por todo ello, ha concluido que no se ha producido trastorno clínico alguno, sino que se ha tratado de una simulación.

Tras la declaración de Cartagena, el magistrado ha preguntado al procesado si quiere continuar con su declaración, interpelación a la que ha hecho caso omiso, con la mirada desviada y una actitud pasiva. "Su actitud es inconveniente y si persiste en ella le expulsaré de la sala", ha advertido el juez que tras, tres intentos más, ha ordenado retirar al detenido de la sala.

Declaraciones

En las pocas preguntas que ha respondido, el acusado ha narrado los hechos: "Le dije que era el padre Enrique. Iba vestido de negro con un alzacuellos, en apariencia como un cura. Dije una mentira, que iba de parte del obispado para hacer una averiguación y me permitieron subir, a si que usted se equivocó cuando me dicho que era allanamiento de morada", le ha espetado al fiscal.

"Sabe lo que le digo, que me condenen a lo que quieran. Firmo 20 años o lo que me digan. Estas voces no me dejan en paz. Por favor, no quiero oírlas más, lárguense de mi cabeza, déjenme en paz, por favor. Estas voces no me dejan en paz, fuera de mi cabeza", ha repetido gritando el procesado en varias ocasiones.

Por todo ello, el juez decidió suspender temporalmente el juicio y desalojar la sala, para que el encausado fuera tratado por un médico.

Iglesias pide "justicia"

Rosalía Iglesias ha reclamado "justicia" a su llegada a la Audiencia Provincial de Madrid.  Acompañada de su empleada del hogar, que también se encontraba en casa en día de los hechos, la mujer de Bárcenas ha confesado que tiene ganas de declarar, pero que no quiere ver al acusado. "No quiero verlo, ya nos ha hecho bastante daño", ha confesado Rosalía Iglesias, que ha añadido que quiere "justicia, por supuesto".

Enrique O. G., que se encuentra en prisión provisional, padece un trastorno de la personalidad de rasgos paranoides, narcisistas y antisociales, por lo que sus facultades cognitivas y volitivas se hallaban afectadas al menos de forma moderada, siempre según el fiscal.

El acusado, Enrique O.G., se enfrenta a una petición fiscal de 18 años de prisión por la supuesta comisión de tres delitos de detención ilegal, dos de coacciones y uno de tenencia ilícita de armas y tres faltas de lesiones.

La acusación particular ejercida por la familia Bárcenas solicita una condena del 19 años y seis meses de prisión para el acusado, mientras que la defensa pide su absolución al estimar que se le debe aplicar la eximente de alteración mental.

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