El poeta y director de El Norte de Castilla, Carlos Aganzo, ha querido reconocer y destacar la capacidad que ha tenido la Semana Santa de Valladolid "de adaptarse sorprendentemente a la sociedad actual" al tiempo que ha anunciado que la ciudad se prepara para revivir "el gran drama del mundo desde hace dos mil años".

Así lo ha puesto de manifiesto Aganzo en el pregón de Semana Santa que ha pronunciado este viernes en la Catedral de Valladolid y para lo que ha empleado las palabras de Enrique Gavilán, quien dijo: "algo tan marginal como el teatro se convierte en modo clave para entender la sociedad actual(...). Un fenómeno en principio tan antiguo como las procesiones de Semana Santa muestra una capacidad de adaptación sorprendente a la sociedad actual, apuntando una paradoja de la condición posmoderna".

Durante su alocución en la Seo vallisoletana, Aganzo se ha referido a lo que se dice popularmente de la Semana Santa de Valladolid, "el mayor auto sacramental al aire libre que existe" y de quien ha el poeta ha reconocido que es "un marasmo de pasos y cofrades, un manual callejero de arte y teología", lo que sucede cada año cuando llega la Semana de Pasión y la capital vallisoletana "regresa a su condición de antigua Corte del Reino y capital del Imperio de las dos españas".

El pregonero, quien ha estado rodeado de numerosos representantes políticos, de la judicatura y de la sociedad vallisoletana y de Castilla y León, ha dejado patente su condición de poeta y así ha recurrido a diversos poetas como Gonzalo Rojas, Octavio Paz, Gerardo Diego o Carlos Murciano para explicar las sensaciones que le produce la Semana Santa vallisoletana, tanto a él, como a los vallisoletanos y a los foráneos.

Así, reconoce que lo que más estremece de las procesiones es "la predilección por el silencio" pero no es un silencio "vacío, sino grito interior" y señala a los cofrades y a las hermandades como responsables de "esta elección del silencio".

Carlos Aganzo ha hecho un repaso por las cofradías vallisoletanas, como las más antiguas, como La Vera Cruz, la Orden Franciscana Seglar, Las Angustias, La Sagrada Pasión o La Piedad, sin olvidar otras que se sumaron después como Las Siete Palabras, La Preciosísima Sangre, Jesús Atado a la Columna, Santo Entierro, Oración del Huerto...

"mirar con ojos de amor y silencio"

Asimismo, el pregonero, que pide mirar el museo que es la Semana Santa vallisoletana con "ojos de amor y silencio" también ha querido referirse a quienes conforman ese museo en la calle, las tallas que surgieron de las manos de los imagineros castellanos.

En este punto ha reconocido su "debilidad" por la Señora de las Angustias, de Juan de Juni, la "mater dolorosa que rompe el corazón más duro cuando se la ve pasar la noche del Martes Santo buscando a su hijo en la calle de la Amargura".

Pero en su recuerdo, el poeta, periodista y pregonero no ha querido dejar en el tintero otras de las piezas de Gregorio Fernández, el 'Cristo Atado a la Columna', la que considera una de las imágenes "más bellas de la imaginería española de todos los tiempos" al tiempo que reconoce que el imaginero castellano fue capaz de dar a Valladolid lo que su Semana Santa necesitaba, "un verismo dramático que pone los pelos de punta".

Asimismo, Aganzo rememora las tallas que desfilan por las calles vallisoletana como el Cristo de la Caña, Jesús con la Cruz, El Cristo del Consuelo, El Cristo de la Luz, La Piedad, La Vera Cruz, Camino del Calvario, El Descendimiento, La Elevación de la Cruz.

También ha querido reconocer "los grandes momentos, momentos muy especiales" que forman parte de la Semana Santa vallisoletana como es el Soneto y el Sermón de las Siete Palabras o la Procesión General de Viernes Santo "que representa con una fidelidad y detalle que no existe en ninguna otra" Semana de Pasión cada uno de los capítulos del Prendimiento, El Martirio, la Muerte y Resurrección de Cristo.

Asimismo, ha querido recordar otro de esos "grandes momentos" de la Pasión vallisoletana, la escenificación de Las Siete Palabras, "un paso en cada palabra y cada palabra en su paso", o el momento en el que Jesús muere y "todo en Valladolid es dolor y negrura".

"Es la hora de esperar el milagro" ha asegurado Carlos Aganzo, quien ha precisado que es el momento de "mirar con los ojos del corazón, de hablar con Dios con las palabras del silencio" porque, tal y como ha aseverado "la mística no es sólo privilegio de hombres y mujeres que traspasaron las fronteras de lo posible y lo imposible, sino que la oportunidad de hablar, de comunicarse con Dios es una condición fieramente humana".

Pero ha insistido en que "para mirar bien las cosas, para alcanzar en ellas su significado profundo, hay que saber mirarlas con silencio. Es decir sin ruido, sin interferencia y sin exceso de connotación".

Cuando el "gran auto sacramental toca a su fin" las campanas de la ciudad anuncian que Cristo ha resucitado y entonces el Valladolid del silencio, "del corazón ardido, de la noche oscura del alma contemplada" se hace "toda transparencia", momento en el que el pregonero ha puesto fin a su pregón con un poema de José Ángel Valente.

Entre los asistentes a este acto, en el que la Catedral no ha llenado al completo en una tarde deslucida por la lluvia, además de la Corporación municipal, han estado presentes los consejeros de Hacienda y Economía, Pilar del Olmo y Tomás Villanueva, respectivamente, así como el presidente de la Audiencia, Feliciano Trebolle, o el presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, entre otros.