Los bares, sin personal porque los parados eligen otros empleos

  • Los hosteleros aseguran no encontrar trabajadores preparados.
  • En el SAE hay apuntados 1.430 camareros y 1.080 cocineros.

Faltan camareros y sobran parados. El mercado laboral de Granada tiene sus caprichos. Mientras los hosteleros dicen que no encuentran personal en las oficinas del SAE (Servicio Andaluz de Empleo), hay inscritos 1.080 cocineros, 1.430 camareros y 1.180 pinches de cocina.

«Estamos desesperados», afirma Gregorio García, presidente de la Federación de Hosteleros de Granada. «No encontramos gente que quiera trabajar en nuestros bares y eso al final lo paga la clientela», añade.

Las razones ante esta falta de interés por la hostelería en los granadinos pueden estar, comenta Inmaculada Puertas, secretaria general del SAE, «en los sueldos y los descansos. Es necesario que este tipo de profesiones se dignifiquen. A la gente no le resulta atractivo dejar el paro para trabajar en un bar», señala. «Antes, con las propinas había una motivación, pero ahora todo ha cambiado», lamenta la secretaria general del SAE.

La falta de formación es otro de los problemas. «La gente que se decide a coger los trabajos suelen ser extranjeros que vienen con otra mentalidad, pero no están preparados y mientras les enseñamos -afirma Grerorio García- se nos pasan meses enteros sin tener personal cualificado».

Cursos de hostelería

Y es que ser camarero no sólo es saber llevar la bandeja. El Servicio Andaluz de Empleo realizó el año pasado 16 cursos de hostelería con un total de 240 alumnos. «Todos -asegura Puertas- salieron colocados».

Las clases de formación se realizan a petición de las empresas y «podría ser una solución -apunta- que los hosteleros nos pidieran con tiempo el personal que necesitan y nosotros sin ningún tipo de gasto para ellos prepararíamos a la gente». A lo mejor de este modo, la tasa de paro de Granada, que sitúa en torno a un 15%, podría descender.

Lista de espera para ser cocinero

La Escuela de Hostelería de Granada capital no tiene problemas para llenar sus aulas. «En cocina tenemos unos 90 alumnos y una lista de espera de otros tantos», afirma José Antonio Louro, jefe de estudios del centro. El grupo de camareros de restaurante y bar también está completo. «Es esencial la destreza y la práctica, pero todos nuestros alumnos aprenden algo de idiomas y de educación para tratar al cliente porque no todo es poner una cerveza». Los alumnos de este centro encuentran trabajo al finalizar sus estudios.

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