Le Marche, la belleza del centro de Italia aún por descubrir

  • Región del centro-este de Italia, allí conviven montañas como los Apeninos, con playas y campos de cereal y vid.
  • De sus playas, la de ‘Due Sorelle’, a los pies del Parque de Monte Conero.
  • En Ancona, los 13 kilómetros de grutas cársticas protegidas dentro del Parque Natural Gola della Rossa e Frasassi.
Vista de Caldarola, en la provincia de Macerata.
Vista de Caldarola, en la provincia de Macerata.
Turismo Le Marche
Vista de Caldarola, en la provincia de Macerata.

Italia esconde innumerables tesoros esperando a ser descubiertos. Hay vida y belleza, mucha belleza, más allá de Roma, Venecia y Florencia. Es el caso de Le Marche, comarca colindante con las de Abruzzo, Lazio, Umbria, Toscana y Emilia Romagna, con las que comparte características, pero a las que aporta su carácter único.

No se puede hablar de un único paisaje marchigiano, pues las amarillas plantaciones de cereales conviven con las verdes colinas onduladas, en las que se alzan cipreses que abren caminos al más puro estilo toscano. Todo ello escoltado por el Mar Adriático al este y las contundentes montañas que forman I Sibilini al oeste.

A lo largo de la Rivera Adriática se descubren playas que satisfacen todos los gustos: de arena fina y horizonte plano, arena fina y grandes peñascos a la espalda, animados bulevares litorales, pequeñas calas envueltas en vegetación… Las playas de Numana, Portonovo o Spiaggia del Velluto son ejemplos de dicha variedad. A los pies del Monte Conero, Parque Natural protegido, se encuentra la playa Due Sorelle, una curva blanca y pura con aguas cálidas en las que dos peñascos emergen a su voluntad. Un lugar olvidado por las prisas.

Hacia el interior, las colinas se dibujan como una extensión en la tierra de las ondas del mar. Algunos de estos terrenos están dedicados a la explotación agrícola, con majestuosos olivos a un lado y vigorosas vides cargadas de racimos al otro.

La cadena montañosa de los Apeninos cruza de norte a sur Le Marche. Durante el invierno, las cotas de nieve y las numerosas pistas de esquí permiten la práctica de deportes invernales. Senderismo, rafting, y escalada son las actividades predominantes en las otras estaciones del año.

Bajo el suelo de Ancona se esconde un lugar tan mágico como insólito, 13 kilómetros –casi 2 visitables– de grutas cársticas protegidas dentro del Parque Natural Gola della Rossa e Frasassi. Un sugerente palacio de estalactitas y estalagmitas de mayor envergadura que el Duomo de Milán, descubierto hace más de medio siglo, donde el silencio es sólo roto por el sonido de las gotas al caer.

La Basílica de Loreto, destino de creyentes y curiosos, es famosa por albergar en su interior la Santa Casa en la que María de Nazaret recibió la anunciación. Diversos estudios han confirmado su procedencia palestina, y todo parece indicar su llegada por vía marítima en época de los Templarios, por encargo de una familia bizantina, Los Angeli.

Le Marche es visita obligada para los amantes de la música clásica y la ópera. En el imponente teatro al aire libre, muestra del neoclasicismo italiano, denominado Sferisterio di Macerata, tiene lugar uno de los festivales operísticos más reseñables del país, junto con el Rossini Opera Festival, que se celebra en Pésaro, al norte de la región. Cuenta además con numerosas tradiciones, tan celebradas y esperadas como el Carnaval de Fano, el de Áscoli Piceno o el espectacular Carnevale di Offida.

Muchos de los municipios conservan aún su identidad medieval. Orgullosos de sus orígenes, en diversas poblaciones se celebran fiestas que devuelven a ciudadanos y visitantes a épocas pasadas de justas y caballeros. Algunos ejemplos son el Palio de San Giovanni Battista en Fabriano, provincia de Ancona, o la Contesa della Marguta en Corridonia, Macerata, en la que durante varios días se recrean los quehaceres medievales con torneos y banquetes incluidos.

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