El capitán culpa a las autoridades españolas de provocar la contaminación en el Cantábrico y Francia

El jefe de máquinas niega que no haya colaborado con los servicios de salvamento y reivindica que se quedó para "ayudar"
Los tres acusados en el juicio del Prestige
Los tres acusados en el juicio del Prestige
EUROPA PRESS
Los tres acusados en el juicio del Prestige

El capitán del 'Prestige', Apostolos Mangouras, ha culpado a las autoridades españolas de provocar la contaminación en el Cantábrico y en la costa francesa con el rumbo fijado al barco, tras ser estabilizado el 14 de noviembre de 2002, un día después del accidente. Además, les ha acusado de llevar el buque "a ninguna parte" con su decisión de alejarlo.

Mientras, el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, ha insistido en que, tanto él como el capitán y el primer oficial, decidieron quedarse en el barco "para ayudar", siguiendo la tesis mantenida por el capitán del 'Prestige', quien negó que no colaborasen con los servicios de salvamento en la puesta en funcionamiento del barco o su remolque.

La sesión de este martes ha concluido con el interrogatorio de Apostolos Mangouras y el inicio de la declaración del jefe de máquinas, que, siguiendo la estrategia del capitán, sólo responderá a la Fiscalía y a las defensas.

"la peor decisión"

A preguntas del letrado de la propietaria del buque, la naviera Mare Shipping, el capitán del 'Prestige' ha insistido en que el alejamiento del barco fue "la peor decisión posible" por el aviso de temporal que había para el día 15.

Así, ha recalcado que le extrañó que no le diesen un puerto refugio. "Si el buque se llevaba a una ensenada no iba a perder más carga y se hubiese salvado", ha añadido, en alusión a los movimientos posteriores a su estabilización.

También ha indicado que el rumbo lo "definían" las autoridades españolas y que se rechazó su petición de cambiarlo para ir al sur y no al norte.

Preguntado por este mismo abogado si era cierto que "sin la orden" dada sobre el rumbo del barco "la contaminación nunca habría afectado al Cantábrico ni la costa francesa", ha ratificado que "sí".

"chatarra flotante"

Mientras, en el interrogatorio de su abogado, que se ha prolongado durante casi tres horas, Mangouras ha defendido que el 'Prestige' tenía "más tripulación de la exigida", 27 tripulantes frente a los 14 que, según su letrado, determinaba la legislación.

Asimismo, ha descartado que pudiese ser catalogado como "chatarra flotante", al ser preguntado por las declaraciones realizadas a este respecto por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

Al hilo de ello, ha remarcado que, en las cinco inspecciones realizadas antes del accidente, el barco no fue "detenido" por problemas de seguridad o corrosión.

En concreto, sobre la corrosión que dijo haber detectado en los tanques de lastre antes de emprender viaje, ha aseverado que en "todos" los barcos se ve "herrumbre". "Excepto en los buques nuevos, porque los tanques están pintados de un color que no se va nunca", ha matizado.

Trato de "criminal"

Respecto al día del accidente, ha considerado un "fenómeno" las "olas gigantescas que batían contra el buque" y ha recalcado que no es posible precisar si la fisura de los tanques de lastre se produjo por esta causa.

También ha afirmado que, desde el día 13 hasta el 15, cuando fue evacuado, estuvo "72 horas" sin dormir ni comer. "Estaba en una situación de estrés", ha resumido el capitán, quien ha defendido la labor de su tripulación y también la suya.

Así, preguntado por su letrado si era consciente del "valor heroico" de su decisión de permanecer en el barco, ha dicho que "sí". "Y lo he pagado muy caro", ha añadido Mangouras, quien ha denunciado de nuevo que fue tratado como "un criminal" por las autoridades españolas y que su detención fue "el peor día" de su vida.

Tesis de "sabotaje"

"¿Cómo es posible arriesgar nuestra vida para sabotear?", se ha preguntado también Mangouras respecto a la tesis que, en palabras de su abogado, defiende la Administración española sobre el supuesto 'sabotaje' por parte de la tripulación a los intentos de salvamento.

En la misma línea, el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, ha defendido que decidió quedarse a bordo tras el accidente, para "ayudar", negando que no hubiese colaborado en las labores de remolque del barco.

También ha insistido, en coincidencia con el capitán, en la existencia de "olas gigantescas" el día del siniestro. "Toda la cubierta estaba por debajo de la superficie del agua", ha apostillado.

En el interrogatorio de la Fiscalía, ha negado daños en la máquina del buque. "Son pequeñas averías", ha subrayado el jefe de máquinas, quien ha negado enfrentamientos con el inspector marítimo que subió al barco tras el siniestro. "¿Alguien le ha preguntado cómo pudo arrancar él la máquina?", ha sentenciado al defender su actuación.

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