¿Por qué ha renunciado el papa Benedicto XVI? ¿Puede hacerlo? ¿Hay motivos ocultos?

  • El Código de Derecho Canónico contempla una renuncia del pontífice por voluntad propia, siempre que sea "libre" y se manifieste "formalmente".
  • El Vaticano dice que ha sido una sorpresa, aunque hace dos años ya dijo que si algún día no se veía capaz de seguir, renunciaría; la Iglesia no era ajena a esto.
  • Hay muy pocos casos: la última voluntaria fue la de Celestino V, en 1294; Juan Pablo II dejó un escrito sobre la "sede vacante" y la elección de nuevo papa.
  • Benedicto XVI renunciará al pontificado el 28 de febrero "por falta de fuerzas".
El papa Benedicto XVI.
El papa Benedicto XVI.
Claudio Onorati / EFE
El papa Benedicto XVI.

El mes que viene habrá nuevo papa en Roma. Es lo que "espera" el Vaticano, según ha explicado el portavoz Federico Lombardi, después de que Benedicto XVI desvelara este lunes durante el consistorio para la canonización de los mártires de Otranto que renunciará el próximo 28 de febrero.

Esta decisión ha pillado por sorpresa a los fieles, a la comunidad internacional y, según el propio Lombardi, a la misma Iglesia, aunque "no es algo que se produzca sin que nadie haya pensado" antes sobre ello, explica por teléfono a 20minutos.es Francisco García, vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Es "una preocupación" sobre la que la Iglesia "ha venido reflexionando en los últimos decenios", añade.

De hecho, los "cauces normales" de una renuncia papal vienen contemplados en el Código de Derecho Canónico. Hay dos posibilidades para que un papa no siga a la cabeza de la Iglesia: que muera o que renuncie por propia voluntad. En ambas situaciones, el proceso de elección de un sucesor es el mismo, según dejó por escrito Juan Pablo II en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis:

"Establezco que las disposiciones concernientes a todo lo que precede a la elección del Romano Pontífice y al desarrollo de la misma, deben ser observadas íntegramente aun cuando la vacante de la Sede Apostólica pudiera producirse por renuncia del Sumo Pontífice", dijo.

El Código, por su parte, reza que "al quedar vacante o totalmente impedida la sede romana, nada se ha de innovar en el régimen de la Iglesia universal: han de observarse, sin embargo, las leyes especiales dadas para esos casos".

Condiciones: libertad y formalidad

La renuncia del pontífice no tiene que ser aceptada "por nadie", según el derecho canónico, ya que al fin y al cabo este "tiene, en virtud de su función, potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede siempre ejercer libremente". Es decir, no tiene a nadie por encima.

Las únicas condiciones marcadas por la norma son que la renuncia sea libre y "se manifieste formalmente"; Benedicto XVI ha anunciado que se retira en latín y leyendo un texto.

El día 28 de febrero a las 20.00 horas —horario de Roma— comenzará el periodo de "sede vacante", es decir, el tiempo que transcurre desde que un papa fallece o renuncia oficialmente hasta que se elige al sucesor, y entonces se convocará un cónclave. En este proceso, asegura García, "no hay tiempos muertos", así que será rápido, aunque el cónclave en sí pueda durar un poco más.

Pero, ¿por qué ha renunciado Benedicto XVI? "Para la dirección de la Iglesia no solo se necesita una competencia técnica o de fuerza, sino también un liderazgo espiritual, simbólico, en el que pueden tener relevancia la fragilidad y la enfermedad, como pasó con Juan Pablo II", dice García. El papa, apunta, cree que "no es capaz de tener la presencia que cree que debe tener en estos momentos el papa en la Iglesia".

¿Significa eso que está enfermo? "Ninguna enfermedad ha llevado a Benedicto XVI a anunciar su renuncia al Pontificado", se ha apresurado a decir Lombardi a la prensa. Para García, tampoco es el caso. Es una mezcla de "humildad" y de reconocer que no es "imprescindible", porque como dice en "el último párrafo de su carta, para mi clave, 'confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo'", dice.

El teólogo de la Universidad Pontificia de Salamanca recuerda que Benedicto XVI siempre se ha caracterizado por "hablar bastante claro" y cree que no tendría razones para estar "escondiendo" una enfermedad, sobre todo cuando "ha afrontado con libertad problemas tan serios como la pederastia", añade. Lo que pasa, explica García, es que el papa "es consciente de que llegado un determinado umbral ya no se puede decidir", o no existe capacidad para hacerlo.

"Se veía que iba envejeciendo"

No obstante, sí que ha habido constantes rumores, sobre todo después de que el propio Benedicto XVI dijera en 2010 en una entrevista que si no se veía capaz algún día de continuar, renunciaría. "Era evidente que la figura del papa se iba debilitando, se veía que iba envejeciendo", dice García, que cree que "los que estaban más cerca de él podían percibirlo", pero que no era un "comentario general en la Iglesia". Ahora "se activarán los mismos rumores de cuando fue elegido".

Lo que no habrá tras el día 28 es un vacío de poder, aunque durante la mencionada "sede vacante" no se podrán tomar decisiones relevantes. "Mientras está vacante la Sede Apostólica, el Colegio de los Cardenales no tiene ninguna potestad o jurisdicción sobre las cuestiones que corresponden al Sumo Pontífice en vida o en el ejercicio de las funciones de su misión; todas estas cuestiones deben quedar reservadas exclusivamente al futuro Pontífice", según Juan Pablo II.

Por ejemplo, si no hay papa no se pueden nombrar obispos. "No hay papa que firme y el proceso se queda en stand by hasta que lo asuma el nuevo", explica García.

Benedicto XVI se trasladará ahora a la residencia de los papas de Castel Gandolfo, a una treintena de kilómetros al sur de Roma. Una vez elegido nuevo Pontífice, tiene previsto pasar el resto de sus días en un monasterio de monjas de clausura dentro del Vaticano. Durante el tiempo de sede vacante, además, se realizarán obras de acondicionamiento del apartamento papal.

¿Se retirará Ratzinger del todo? García cree que sí, si atendemos a sus "formas, homilías y discursos" hasta el momento, en los que "siempre hay una referencia a centrarlo todo en la relación con dios, que es de donde nace todo". Benedicto XVI tiene una "hondura espiritual relevante", señala, por lo que "no sería nada extraño que en estos momentos el papa dijera 'desde dónde puedo acompañar más a la Iglesia es desde la oración' y desaparezca".

Un legado que "se relanzará"

Su legado, opina el vicedecano, "es muy amplio aunque haya estado poco tiempo"; y cree que este legado "se relanzará". Para García, con la renuncia de Benedicto XVI la comunidad internacional "pierde un referente personal", una figura "que sabe hablar a los políticos y a los hombres de cultura desde la fe para ayudarles, incluso, si no tienen fe", explica.

El papel del futuro sucesor no es fácil. "Los últimos papas han tenido una calidad muy grande en muy distintas dimensiones", asegura García, por eso, "si uno quisiera estar a la altura en alguna de sus misiones sería un fracaso". Opina que el próximo papa "tiene que ser él mismo e intentar afrontar los problemas con buenos colaboradores, con discernimiento espiritual y técnico y aportando lo que él sea". "Lo que nos han dejado los últimos papas es que no eran iguales", explica.

Sin querer dar nombres o apuntar hacia un camino sucesorio concreto, García sí cree "probable" que el próximo pontífice sea "más joven" que Benedicto XVI, aunque recuerda que ha habido papas de transición que duraron bastante en el cargo.

No ha habido muchos casos de renuncias papales hasta hoy. Benedicto XVI será el cuarto en la historia de la Iglesia católica. El último en hacerlo fue Gregorio XII, el veneciano Angelo Correr, que dimitió en 1415 por obligación, aunque el último papa que dimitió por voluntad propia fue Celestino V en 1294 después de liderar a los católicos durante cinco meses. Benedicto IX, elegido en el 1032, también renunció.

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