Experto de UCAM dice que la norma exige a los edificios de la Región soportar una fuerza equivalente al 16% de su peso

La normativa vigente en materia de edificación, que se denomina Norma de Construcciones Sismorresistentes (NCSE) que se aplica en toda España desde el año 2002, dice que hay zonas de la Región de Murcia en las que los edificios "tienen que resistir una acción horizontal del orden del 16 por ciento de lo que pesa en vertical", según informó a Europa Press el catedrático y director de la Escuela de Arquitectura e Ingeniería de Edificación de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), Juan Roldán.

La normativa vigente en materia de edificación, que se denomina Norma de Construcciones Sismorresistentes (NCSE) que se aplica en toda España desde el año 2002, dice que hay zonas de la Región de Murcia en las que los edificios "tienen que resistir una acción horizontal del orden del 16 por ciento de lo que pesa en vertical", según informó a Europa Press el catedrático y director de la Escuela de Arquitectura e Ingeniería de Edificación de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), Juan Roldán.

Esto quiere decir que los edificios tienen que estar preparados para hacer frente a terremotos con una fuerza equivalente hasta el 16 por ciento de su propio peso, de forma que un hipotético edificio que pesa mil kilogramos puede recibir una acción horizontal que intenta moverlo del orden de 160 kilogramos, precisó.

Y es que la Región de Murcia es una de las zonas más propensas de toda España a sufrir terremotos de altas intensidades sólo por detrás de Granada, cuyas edificaciones pueden verse sometidas a fuerzas de hasta el 24 por ciento de su peso, un porcentaje que se denomina la aceleración básica de sismo, lo que supone la mayor intensidad previsible en todo el país.

Una de las escalas que se utiliza para que la población interprete la fuerza de los terremotos es la llamada Escala de Richter, pero en el año 1998, la Unión Europea puso en marcha la Escala Europea Macrosísmica, que mide los sismos por su intensidad entre el grado 1, que quiere decir que los edificios no sufren ningún daño, y el 12, que significa la destrucción total.

Así, la escala de Richter arroja medidas de magnitudes, que es la cantidad de energía liberada, mientras que la europea mide la intensidad, que es la percepción de los ciudadanos. De esta forma, hay terremotos de mucha magnitud que no suponen ninguna intensidad en edificaciones porque están muy lejos, y terremotos de poca magnitud pueden ser terroríficos porque están muy cerca de poblaciones.

Por la zona de Murcia, Roldán confirmó que los sismos más grandes "están en torno al nivel 6, porque estamos en la zona en la que tropiezan las dos placas, la africana y la euroasiática". No obstante, precisó que el periodo de retorno de terremotos en la Región de Murcia "es, a veces, de cientos de años para que vengan terremotos de una intensidad fuerte".

Estructuras de edificación

Roldán declaró que los arquitectos utilizan para sus edificaciones estructuras muy similares "independientemente de la zona de construcción, aunque el riesgo sea leve". De hecho, actualmente, las estructuras que se utilizan son de hormigón armado o acero pero "con una característica que les hace ser muy agradable para responder al sismo, y es que son hiperestáticas".

Hasta los años 60, recordó que se utilizaba un tipo de estructura isostática, que es de vigas y forjados dejados caer sobre muros, lo que "ya no se utiliza en ninguna parte de España, especialmente en Murcia y Granada, donde se utilizan estructuras de hormigón armado cuyos nudos de vigas y pilares son hiperestáticos, es decir, enlazados estáticamente, más allá de lo imprescindible".

"El objetivo es que tengan ductilidad frente al sismo, lo que le permite una vez llegada a su resistencia, de formarse más allá de lo que es capaz de resistir sin caerse: como si se produjeran una especie de roturas plásticas en los pilares, que se mueven mucho pero no se caen", precisó.

En este sentido, dijo que las características imprescindibles "es que sean dúctiles, hiperestáticas, simétricas en planta y en alzado, que estén separadas entre sí suficientemente, que haya calles anchas, que se empleen cimentaciones profundas o superficiales, pero no de las dos a la vez".

Además, si el edificio tiene que tener pesos "porque haya piscinas o depósitos se debe acumular en las plantas bajas, que no haya plantas diáfanas, es decir, que no haya plantas sin tabiquería y sin ocupar, lo que genera ductilidad".

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