Rumores y bulos en Internet atenazan a las todopoderosas autoridades chinas

  • En los últimos tiempos se multiplican desde falsas noticias de golpes de Estado hasta supuestos escándalos políticos.
  • El Gobierno ve este fenómeno como una muestra de la desconfianza del público a las autoridades y a su edulcorada información oficial.
  • Incluso ha motivado campañas oficiales "antirrumores" que se han saldado con internautas detenidos.
Policías militares montan guardia en el Gran Salón del Pueblo, la sede de la Asamblea Popular China, en Pekín.
Policías militares montan guardia en el Gran Salón del Pueblo, la sede de la Asamblea Popular China, en Pekín.
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Policías militares montan guardia en el Gran Salón del Pueblo, la sede de la Asamblea Popular China, en Pekín.

La rapidez con la que se extienden este año por las redes sociales chinas todo tipo de rumores, desde falsas noticias de golpes de Estado hasta escándalos políticos, preocupa a Pekín, que ve este fenómeno como una muestra de la desconfianza del público a las autoridades y a su edulcorada información oficial.

La sensacional velocidad con la que se extendieron por Internet este año algunos de estos bulos (aunque también noticias que empezaron pareciendo rumores pero acabando siendo ciertas) ha llamado la atención tanto de críticos como de adeptos a Pekín.

Más en un país donde reside la mayor comunidad de internautas del mundo (cerca de 600 millones) y la red es el medio de mayor credibilidad, frente a unos medios convencionales lentos y más controlados por el Estado.

Uno de esos rumores, el de que varios tanques circulaban en abril por las calles de Pekín y se preparaba un golpe de Estado (en las fechas en las que tomaba forma el escándalo del político Bo Xilai y su esposa) alarmó tanto al régimen que motivó una campaña "antirrumores" en Internet.

En ella hubo internautas detenidos, y las firmas privadas que gestionan las redes sociales chinas borraron miles de comentarios a instancias del Gobierno.

Más recientemente, en agosto, los internautas chinos aseguraron que en el juicio a la esposa de Bo, Gu Kailai, condenada a muerte por asesinato, la mujer que se sentaba en el banquillo era una doble, otra noticia que la poderosa "Radio Macuto" china llevó a millones de ordenadores.

Por esas mismas fechas la policía china anunciaba con orgullo que había logrado abatir al asesino más buscado del país, Zhou Kehua (autor de nueve homicidios en ocho años), pero tras publicarse las imágenes de esta muerte algunos internautas convencieron a muchos de que las autoridades habían matado a un impostor.

Otra información que desató los rumores este año, en marzo, fue un accidente de un Ferrari en el que un joven murió acompañado de dos chicas en el norte de Pekín, tras lo cual se especuló con decenas de posibles víctimas, desde ministros con sus concubinas hasta miembros del Poliburó, pasando por el hijo de Bo Xilai. Pero al final aquel rumor resultó cierto en parte (el accidentado era el hijo de Ling Jihua, ex asistente del presidente Hu Jintao que acaba de perder este puesto), una muestra de que no todos los rumores "inverosímiles" en China acaban siendo mentira.

En un país donde los medios estatales priman la información sobre los logros económicos y reducir el alcance de catástrofes y sucesos, o donde diarios, televisiones y radios privadas suelen recibir órdenes de no informar de ciertos temas sensibles, un Internet con menos limitaciones es caldo de cultivo de estos fenómenos.

Aunque la censura a veces también actúa contra ellos, y así este año palabras como "Ferrari", "golpe de Estado" o "doble" han estado prohibidas durante varios días en los buscadores.

Los medios internacionales especularon este año con que el éxito de estas falsas o inexactas informaciones es resultado de la desconfianza del ciudadano ante el régimen, especialmente en un sensible año con mayor censura y lentitud en la prensa oficial, debido al inminente relevo en la cúpula comunista.

Las mismas autoridades chinas admiten esa posibilidad, y esta semana un artículo de la agencia oficial Xinhua reconocía que el Gobierno tiene un problema de imagen ante el público y ha caído en lo que los politólogos llaman la Trampa de Tácito: haga lo que haga, la ciudadanía le ve mal y extiende rumores contra él.

"Tácito, historiador y senador del Imperio Romano, dijo que ni las buenas ni las malas políticas complacen a los gobernados si el Gobierno no es bienvenido", advertía Xinhua al analizar el éxito de los rumores, que en algunos casos (por ejemplo en noticias contra la construcción de fábricas que según los internautas iban a causar daños medioambientales) causaron violentas protestas.

Para los intelectuales chinos, el problema de la desconfianza de la ciudadanía en el Gobierno se ha convertido en una amenaza a la estabilidad del país.

Basados en la idea confuciana de que debe existir una relación casi paternofilial entre gobernantes y gobernados, las muestras de desconfianza y la circulación de rumores obligan al régimen a cambiar diametralmente su actitud, opinan estos expertos. "Cualquier Gobierno que quiera ganar el amor y respeto del pueblo aquí, en primer lugar, no debe construir sus oficinas gubernamentales con mayor lujo que las escuelas", analizaba la popular escritora Liu Liu.

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