Los sistemas de riego modernizados, caracterizados por un menor consumo de agua pero también un mayor gasto energético, están presentes en el 97% de la superficie total de regadío en Cantabria, lo que representa una extensión de poco más de 560 hectáreas, según datos del Ministerio de Agricultura recogidos por la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE).

En el conjunto de España, estos sistemas alcanzan el 70%, más de 2,4 millones de hectáreas, una extensión de más de 2,4 millones de hectáreas, pero suponen un mayor gasto energético.

El estudio muestra que estos sistemas, resultado de la ejecución de la primera fase del Plan Nacional de Regadíos (PNR)- Horizonte 2008 y el Plan de Choque, han permitido un ahorro cercano a los 2.000 hectómetros de agua anuales, gracias al riego por goteros o tuberías de alta presión, consiguiendo una gestión más eficiente de los recursos hídricos.

Entre las comunidades con mayor superficie de riego modernizado se encuentran Castilla La Mancha con un 68,5%, seguida de Castilla y León con un 66,4% y Andalucía con 66,5% de su superficie.

Fenacore considera que los sistemas modernizados permiten un ahorro de agua de hasta el 20%, pero que a su vez precisan de un mayor gasto energético para su funcionamiento, convirtiendo algunas zonas reglables modernizadas en superficies 'caras de explotar'.

Esta situación ha sumido al sector agrario en "una grave crisis", ya que la factura eléctrica ha aumentado en más de un 450%, más de un 30% de los gastos totales de producción.

La Federación considera necesario modificar algunos proyectos de modernización para poder "adecuarlos al escenario tarifario actual y garantizar la viabilidad de las superficies ya modernizadas", y advierte que "si no se toman medidas, tendrán que volver al riego de gravedad, sin presión, porque el brusco aumento de los costes de producción está restando competitividad a las producciones".