Belleza, emoción y primavera árabe en el segundo día del Festival de Cannes

  • Cotillard, actriz que brilló en la alfombra roja, protagoniza una historia de amor de luces y sombras.
  • El director egipcio Yousry Nasrallah presentó una película con la que contestar "a los que quieren acabar con el arte" en su país.
  • Aprés la bataille cuenta la revolución a través de personajes muy dispares.
La actriz francesa Marion Cotillard posa a su llegada a la proyección de la película "De Rouille et d'Os", en la 65 edición del Festival de Cannes, Francia, el 17 de mayo del 2012.
La actriz francesa Marion Cotillard posa a su llegada a la proyección de la película "De Rouille et d'Os", en la 65 edición del Festival de Cannes, Francia, el 17 de mayo del 2012.
EFE/Guillaume Horcajuelo
La actriz francesa Marion Cotillard posa a su llegada a la proyección de la película "De Rouille et d'Os", en la 65 edición del Festival de Cannes, Francia, el 17 de mayo del 2012.

El realizador Jacques Audiard y la actriz Marion Cotillard emocionaron y pusieron el tono serio en Cannes con un drama, por momentos demasiado lleno de historias paralelas, pero rodado con maestría, de forma muy realista y sin condescendencia alguna por los problemas de los personajes.

De rouille et d'os es una dura historia que emocionó a la actriz cuando leyó el guion pese a no comprender realmente a su personaje, Stéphanie, una entrenadora de orcas que conoce una noche a Ali, un exboxeador perdido que debe hacerse cargo de su hijo de 5 años.

Un personaje que cambia mucho a lo largo de la película. De ser una mujer segura de sí misma, bella y con éxito pasa a ser una minusválida tras sufrir la amputación de las dos piernas y tener que readaptarse a su nueva vida.

Una historia basada en relatos del canadiense Craig Davidson, caracterizados por un universo de personajes desclasados, en medio del cual Audiard y Thomas Bidegain decidieron poner una historia de amor.

"Tras mi película anterior (Un profeta), que se desarrollaba en una cárcel, sin luz, en espacios confinados, sin mujeres...teníamos ganas de ver una historia de amor, de espacios, de luz...", explicó el director.

Para encontrar al intérprete de Ali, el proceso fue complicado. Hicieron audiciones en gimnasios y clubes de boxeo para finalmente descubrir a Matthias Schoenaerts en una película y ver en él al perfecto actor para un papel tan físico. Schoenaerts bromeó con esa parte física de su personaje -"la semana pasada me llamaron para rodar 'Rambo 34'", dijo- y resaltó la dificultad inicial de trabajar con Cotillard, pues le intimidaba.

"La primera vez que la vi -recordó el actor-, antes del ensayo, estaba en su silla de ruedas con la cabeza ladeada, como tirada y pensé que estaba cerrada en sí misma y que sería difícil trabajar con ella, pero lo que estaba era metida totalmente en el universo de Stéphanie".

Tras la Primavera egipcia

Reem es una joven de clase social alta, acomodada, que trabaja como asistente social y que conoce a Mahmoud, un hombre que se ganaba la vida paseando a turistas con su caballo en las pirámides y al que todos critican por haber participado en las cargas contra los revolucionarios en la plaza Tahrir.

Es la historia con la que el veterano director egipcio Yousry Nasrallah desembarcó en Cannes con Aprés la bataille, una película en la que cuenta el periodo entre la revolución y las elecciones y con cuya presencia en el Festival el equipo quiere contestar a todos los que quieren acabar con el arte en Egipto.

Porque el equipo de la película dejó claro el riesgo en que se encuentran todos los que se dedican a alguna actividad artística en Egipto, por la corriente opuesta al arte que, dijeron, domina el país.

"El cine existe y tenemos que seguir trabajando para que siga existiendo en Egipto", afirmó rotundo Nasrallah, que defendió el Arte en general, la música, cualquier manifestación artística, aunque subrayó que es el cine el que más vertiente política tiene.

De ahí la importancia que para el director y el equipo tenía que esta película estuviera en Cannes, como una forma de defender el Arte de su país. Para ello, se rodó en ocho meses y se editó a toda prisa para llegar a tiempo para el Festival.

"La presencia de la película en Cannes es una forma muy bella de responder a toda la gente que quiere acabar con el Arte en Egipto", explicó uno de los protagonistas Bassem Samra, que interpreta a Mahmoud.

Un filme interesante pero que se recrea en exceso en los detalles con el que Nasrallah busca contar una historia humana, la de la gente "que no se deja aplastar como individuos".

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