Cuando los vieneses deseaban que los retratasen Gustav Klimt, Kokoschka, Schiele...

  • En los últimos años del siglo XIX y comienzos del XX la clase media vienesa quería mostrar su prosperidad económica con retratos de los mejores artistas.
  • Una exposición en Londres demuestra el poder del retrato en la capital austriaca con obras de Klimt, Schiele, Kokoschka, Richard Gerstl, Anton Romako...
  • El recorrido ilustra cómo los autores de Viena (una ciudad en su auge creativo e intelectual) se centraron en la imagen y en la percepción social del individuo.
'Retrato de Amalie Zuckerkandl', encargo que Klimt dejó inacabado al morir en 1918
'Retrato de Amalie Zuckerkandl', encargo que Klimt dejó inacabado al morir en 1918
Gustav Klimt  - © Belvedere, Vienna
'Retrato de Amalie Zuckerkandl', encargo que Klimt dejó inacabado al morir en 1918

La bonanza de los últimos años del siglo XIX y las crecientes inquietudes artísticas del XX se disfrutaron con plenitud en Viena. En el cambio de siglo la ciudad era no sólo la capital del poderoso Imperio Austrohúngaro (1867-1918), sino un centro intelectual y artístico en el que convivían varios credos y etnias en un clima social apacible.

Cada vez más acomodada, la clase media quería reforzar su poder y distinción y encargaban retratos a los mejores artistas del momento. Para autores como Gustav Klimt u Oskar Kokoschka posaron esposas de industriales y empresarios, mecenas del arte que apoyaban a creadores muchas veces despreciados por los académicos o las instituciones oficiales (como fue el caso de Klimt cuando empezó a evolucionar hacia el estilo que lo hizo famoso).

Facing the Modern: The Portrait in Vienna 1900 (Enfrentando lo moderno: el retrato en Viena en 1900) —recién inaugurada en la National Gallery de Londres y en cartel hasta el 12 de enero— es la primera muestra exhaustiva organizada sobre el retrato en Viena durante uno de los periodos creativos más brillantes e intensos de la historia de la capital austriaca.

Máscaras mortuorias de Beethoven, Mahler, Klimt y Schiele

En contraste con artistas coetáneos de otras ciudades como París, Berlín y Múnich, la demanda de retratos hizo que los vieneses se centraran en la imagen y la percepción social del individuo. La exposición reúne obras indispensables de Kokoschka, Klimt, Egon Schiele, Richard Gerstl y Arnold Schönberg (también famoso como compositor musical), junto a una serie de trabajos de autores menos conocidos mundialmente como los pintores decimonónicos Frederich von Amerling y Ferdinand Waldmüller y los posteriores Broncia Koller e Isidor Kaufmann.

Algunas piezas —procedentes del Belvedere de Viena, del MoMA de Nueva York o de colecciones pequeñas y privadas— apenas se ceden en préstamo y es inusual verlas en otras pinacotecas. Los organizadores destacan entre los cuadros más admirados La familia (autorretrato) (1918) —una de las últimas creaciones de Egon Schiele, que sucumbió a la Gripe Española ese mismo año tres días despúes que su mujer embarazada de seis meses muriera por la misma causa—, Retrato de una mujer de negro de Klimt y Retrato de Christoph e Isabella Reisser de Anton Romako.

Enfocado para mostrar el retrato como obra de arte, pero también como una declaración de amor y una forma de homenaje al retratado, el conjunto incluye además de los lienzos una serie de sorprendentes máscaras mortuorias de Gustav Klimt (1918), Ego Schiele (1918), Beethoven (1827), y Gustav Mahler (1911). Una sala en la recta final del recorrido incluso dedica un espacio a los trabajos abandonados o fallidos que no gustaron al creador o al modelo.

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