La odisea de Rosa, 18 días en coma y operada 30 veces

  • La joven fue arrastrada 37 metros por un coche tras auxiliar a otra chica.
  • Tenía los pulmones y el hígado reventados. Permaneció 18 días en coma, en los que tuvieron que reanimarla cinco veces y 42 en el Hospital de La Fe.
  • Fue denunciada por la persona que la arrolló por el estado en el que quedó su coche y por supuestos daños psicológicos.
Rosa se apoya en una muleta, la única ayuda que necesita para andar.
Rosa se apoya en una muleta, la única ayuda que necesita para andar.
Rosa se apoya en una muleta, la única ayuda que necesita para andar.

"Más que en los milagros, creo en mí misma y en mis ganas de vivir". Así explica Rosa González Soldado cómo logró salir adelante tras una experiencia de esas que marcan de por vida, una experiencia para la que prácticamente nadie está preparado.

Fue en la media noche del 10 de octubre de 2006, con tan solo 22 años, cuando en una décima de segundo se apagó toda percepción con esta dimensión durante 18 largos días: "Iba con mi amiga Inma por la AP-7 cuando otra chica chocó con nosotras", explica Rosa. Un camión que lo vio paró y puso las luces de emergencia y tanto ella como Inma salieron a auxiliar a la conductora que les acababa de golpear. Una decisión noble y valiente, pero fatídica: un BMW que iba a 110 km/h, pese a ver las luces de emergencia, pasó de largo arrollando a Inma, quien perdió la vida al instante, y arrastró a Rosa en su guardabarros 37 metros.

Según cuenta, se quedó "como un puzle". Y es que, tenía los pulmones y el hígado reventados, tres costillas y vértebras rotas, la pelvis abierta, el pubis partido, la tibia y el peroné destrozados y el bazo le estalló y estuvo a punto de desangrarse. Por todo ello: "Los médicos tenían poquísimas esperanzas de que pudiera sobrevivir, apenas me daban un día de vida", recuerda.

Sin embargo, Rosa luchó. Permaneció 18 días en coma, en los que tuvieron que reanimarla cinco veces, y 42 en la Unidad de Reanimación (REA) del Hospital La Fe. Con el paso de los días, iba dando muestras de que su hora aún no había llegado. Sus pulmones comenzaron a reaccionar hasta que, por fin, el 27 de octubre abrió los ojos: "Estaba sola en una sala rodeada de aparatos y sabía que algo había pasado, pero pensaba que solo había estado un día inconsciente".

Entonces, vio a su padre, a su hermano (su madre falleció cuando tenía 16 años) y a otros familiares por una ventana. Rosa explica que vio "el sufrimiento en sus caras" y le invadió "un enorme sentimiento de culpabilidad", quería "pedirles perdón". Sin embargo, no podía moverse ni hablar porque tenía una traqueotomía para poder respirar: "Fue literalmente como volver a nacer, me enseñaron a hablar de nuevo, a respirar sin ayuda de las máquinas, a andar...".

A partir de ahí, comenzó un carrusel de más de 30 operaciones y de largas sesiones de rehabilitación con la ayuda, entre otros, de los doctores Enrique Trull, Pilar March, Pepe Ferrer y Pedro Cavadas. Gracias a ellos, dice, hoy solo necesita de una muleta para valerse por sí misma.

Durante este tiempo, Rosa ha escrito un libro que bajo el título 'Vive' narra su experiencia en primera persona con la esperanza de que pueda "servir de ayuda" a otras personas. Además, prepara su boda con Jorge, su novio, a quien conoció hace cuatro años en una terraza de verano: "Ha sido y es uno de los motivos para seguir adelante", asegura.

Denunciada por quien la arrolló

A todo el sufrimiento que supuso la recuperación de Rosa, se ha unido el proceso judicial del accidente: "El chico que nos atropelló nos ha reclamado daños y perjuicios por el estado en el que quedó su coche y por supuestos daños psicológicos". Y es que, pese a la gravedad de los hechos, "nunca" se ha interesado por ella. Así, tras un primer fallo en el que increíblemente el juez dijo que cada uno de los implicados tenía "un 33% de culpabilidad", todos han recurrido: "Él omitió su obligación de socorrernos", sentencia Rosa.

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