La fama, la maldición de El Mirador

Los inquilinos del edificio más emblemático de Sanchinarro se quejan de que los curiosos les «invaden».
Abierto al exterior. Algunos pasillos, como el de la foto, no tienen un techo cerrado.
Abierto al exterior. Algunos pasillos, como el de la foto, no tienen un techo cerrado.
Sergio González
Abierto al exterior. Algunos pasillos, como el de la foto, no tienen un techo cerrado.
«Abueletes ociosos», estudiantes de arquitectura «de dentro y fuera de Madrid», paseantes indiscretos... Todos quieren ver por dentro el edificio más carismático de Sanchinarro, El Mirador, y darse un paseo por la terraza que le da nombre, a 37 metros de altura. Dos semanas después de que les entregaran las llaves de sus pisos (156, todos de precio tasado), los vecinos empiezan a estar hartos de la avalancha de curiosos.

«No me siento afortunado por vivir en un edificio emblemático; el problema es precisamente que es demasiado emblemático», se quejaba ayer Raimundo Osma, un vecino. «La gente se cree que está abierto al público y todo el día hay curiosos rondando. Nos han vaciado extintores e incluso han hecho botellones en la terraza».

Elena Martín y su hija, Esther, fueron dos de las turistas de ayer en El Mirador.

«Veníamos a El Corte Inglés y hemos dicho: vamos a verlo», explicaban en la terraza. «El edificio es muy feo, pero el mirador es curioso».

Para frenar esta «invasión», los vecinos se reunirán el jueves para contratar vigilancia. Raquel, propietaria de un dúplex, se muestra optimista con el futuro: «Cuando pase la tontería estaremos mejor».

«Bonito por fuera, malo por dentro»

Las malas calidades de las viviendas son otra crítica generalizada. «Por fuera es muy bonito, pero por dentro está fatal», se queja Jesús Fernández, un vecino. «No hay bidé, las baldosas son asquerosas, las paredes finas, hay ventanas que abren mal...» El edificio es obra de MVRDV y Blanca Lleó.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento