Árabes y hebreos, acostumbrados a odiarse, saltaron a un terreno de juego con la misma camiseta, formando un equipo, el Equipo de la Paz,  con un objetivo común y unidos contra un mismo rival -sólo futbolístico, eso sí- como el Barcelona.

Y el Barca actuó como perfecto anfitrión. Sin adquirir un protagonismo innecesario el día en que los verdaderos protagonistas eran un puñado de futbolistas prácticamente anónimos que por primera vez dejaban a un lado sus enormes diferencias para meterle un gol a la guerra.

El prólogo del encuentro fue una bella canción interpretada por el israelí David Broza, autor de la melodía, Said Murad, del grupo musical palestino Sabreen, y el catalán Pep Sala, y la foto para el recuerdo la que el Equipo de la Paz, uniformado totalmente de blanco, se hizo sobre el terreno de juego nada más salir al campo.

Con el 'Agente 007'

También el actor Sean Connery piso la hierba del Nou Camp para hacer el saque de honor y saludar a la grada, antes de regresar a un palco plagado de personalidades, entre ellas, los Duques de Palma, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, y el ex primer ministro de Israel, Simon Peres.

Como no podía ser de otra forma, los azulgrana dominaron el encuentro desde el minuto uno al noventa, pero en cada acción ofensiva parecía que no quisieran marcar. Hasta Ronaldinho, el flamante Balón de Oro que no quiso perderse la cita pese aterrizar en Barcelona unas pocas horas antes del partido, dejó aparcado su repertorio más selecto para otra ocasión en los minutos que estuvo sobre el terreno de juego.

Pocos goles

Tuvo que ser Maxi López, hambriento de gol y de minutos por lo poco que ha jugado esta temporada, el que se tomase el partido algo más en serio ya en la segunda mitad: primero con un asistencia de tacón a Deco, que hizo el 1-0 de vaselina, y poco después, marcando él mismo el segundo de un taconazo.

Pero el Equipo de la Paz también tuvo su minuto de gloria cuando, instantes después del segundo tanto azulgrana, el israelí Abas Asuan batió a Jorquera de un trallazo. El público celebró el gol como si lo hubiera marcado cualquiera de los suyos.