Es posible que Joe Forkan (Nueva York, 1963) haya visto El Gran Lebowski (Joel y Ethan Coen, 1998) más de 100 veces antes de sacar adelante su proyecto: "La veía una y otra vez, buscando conexiones entre las imágenes y las ideas de la película y los grandes cuadros de la historia del arte europeo".

The Lebowski Cycle (El ciclo Lebowski) es una serie de obras que el artista lleva cinco años componiendo. Ha trasladado escenas mitológicas, históricas y bíblicas de pintores como Tiziano, Caravaggio y Velázquez al universo de boleras y vagancia de Jeffrey Lebowski, alias The Dude (El Nota en el doblaje al castellano). Incluso mientras trabajaba en los cuadros, tenía la película de fondo.

Las escenas no son fotogramas. Forka combina personajes, añade o quita elementos y las composiciones cambian para capturar el espíritu de la obra clásica a la que se refiere cada cuadra.

El artista quería trasladar los matices, las historias dentro de la gran historia de cada obra maestra, a la complejidad narrativa de una película que mezcla el humor con la novela negra, el surrealismo o el drama.

"Me interesa la pintura narrativa, sobre todo el Barroco y el Neoclasicismo. Esos complejos trabajos figurativos muestran grandes escenarios y a la vez comprimen muchos pensamientos, ideas y emociones en una sola imagen. Quería explorar la interacción y los conflictos humanos, las estructuras formales y los modos de retratar que funcionan en estos cuadros", dice.

Lo ridículo de las situaciones se contradecía con la seriedad con que los personajes las afrontaban. Forkan habla de una "colisión" entre las figuras heroicas y los antihéroes.

El artista ve la película de los hermanos Coen como "una travesura rica en contenidos", una historia de amistad, pero no se atreve a hablar de valores ni de sentimientos elevados. "Por otra parte, siete de las 14 pinturas están basadas en cuadros religiosos, así que algo debe haber por ahí".