El escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966) cree que con la a crisis económica han surgido movimientos como pueden ser el 15-M y revueltas sociales en diversos países que obedecen a una "toma de conciencia sobre situaciones intolerables con las que hemos convivido, pero ahora que se nos ha desmoronado un poco el edificio, la gente ya no está dispuesta a convivir con ellas en silencio".

No obstante, "no hay demasiada nobleza" en ello, pues "nos hemos rebelado cuando lo hemos perdido todo" pero "nunca es tarde cuando la dicha es buena para rebelarnos contra determinadas cosas y cambiar las cosas, aunque podríamos haberlo hecho antes", ha apuntado.

Así lo ha manifestado el autor en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la presentación en Valencia de su última novela, 'Niños feroces' (Destino), un relato que se remonta 70 años atrás para recorrer los escenarios de una Europa inmersa en la II Guerra Mundial hasta los actuales conflictos en Irak, Afganistán o el surgimiento del 15-M.

Una escritura comprometida con los tiempo actuales y que refleja aquellas realidades "de las que preferimos huir porque son incómodas", ha apuntado Silva. Así, retrata el ambiente bélico desde los ojos de los niños, descubriendo cómo "la guerra es cosa de jóvenes, la deciden los viejos pero la hacen los jóvenes", algo que sucedía tanto en los años 40 y que "se sigue produciendo hoy mismo", ha aseverado.

Precisamente a través de 'Niños feroces' (Destino) Silva reflexiona sobre los impulsos de los jóvenes, que pueden "rebelarse" pero también "ser manipulados".

De la mano de Lázaro, un joven aprendiz de escritor carente de fe en sí mismo y engullido por la generación del Facebook y el Twitter, el lector se traslada a 1941 para ser testigo de las vicisitudes de jorge García Vallejo, otro joven de apenas 20 años, que decide combatir en la División Azul en Alemania al lado de los nazis.

Según Silva, el hecho de que hubiera españoles defendiendo a Hitler es una parte poco conocida de la historia "con un punto de incomodidad, difícil de asimilar" pero como escritor, "mirar las cuestiones que importan de la realidad con cierta distancia" para contar esas historias "de las que preferimos huir". Así, ha querido buscar una perspectiva "original" y "arriesgada", ha dicho.

"un punto experimental"

De hecho, no ha querido clasificar el relato dentro de ningún género, "no es histórica" ha dicho, "aunque contiene mucha historia", "tampoco es una novela de guerra, pero aparecen varias guerras, no es metaliteraria pero hay una reflexión sobre el oficio escribir", por lo que se podría decir que 'Niños feroces' "tiene un punto experimental", como un "cruce de razas", ha concluido.