Así éramos el 20-N de 1975

En 30 años, la España en blanco y negro de 1975 ha perdido el podio europeo en número de bebés, paga el litro de gasolina a 1,10 euros en vez de las 24 pesetas (0,14 euros) de entonces y permite el matrimonio entre homosexuales.
Seat 600, el símbolo de una generación
Seat 600, el símbolo de una generación
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Seat 600, el símbolo de una generación

El año de la llegada de la Monarquía, el Atlético de Madrid ganaba la Copa Intercontinental frente al Independiente (Argentina), el país observaba atónito cómo Uri Geller doblaba cucharillas con la fuerza de su mente y se celebraba el mayor número de matrimonios de la historia del país (271.347).

Las españolas tenían una media de 2,8 hijos y un 25 por ciento de ellas trabajaba fuera del hogar (ahora un 40%). Hoy la tasa de fecundidad se sitúa en 1,3 hijos (último lugar de la UE); las mujeres son madres a partir de los 31, en vez de los 28 años de antes, y las personas del mismo sexo se casan en igualdad de derechos que las heterosexuales (la homosexualidad se despenalizó en 1979).

Desde la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, uno de los cambios drásticos ha sido dejar de ser un país emigrante -con más de dos millones de compatriotas fuera- a convertirse en destino de inmigrantes: los 165.039 extranjeros de ese año alcanzaron los dos millones en 2001 y los cuatro millones en 2005.

Un periódico costaba ocho pesetas y la entrada para un piso de cuatro dormitorios, 150.000
Cuando era posible almorzar en un restaurante de postín por
2.000 pesetas (12 euros), comprar un periódico por ocho pesetas y entregar 150.000 pesetas (900 euros) como señal para un piso de cuatro dormitorios -"con moqueta", al gusto de la época-, los movimientos feministas empezaban a dar la batalla.
El adulterio, el amancebamiento y los anticonceptivos estaban penalizados
En 1976, estos colectivos exigían despenalizar el adulterio y el amancebamiento, aunque habría que esperar hasta el 18 de enero de 1978 para que ello fuera realidad; poco después, el 28 de abril, se despenalizaron los métodos anticonceptivos.

También en 1978 se dictó la última sentencia de pena de muerte -se condenó a los autores de un atraco con homicidio-; con la aprobación de la Constitución se conmutó la pena a 30 años de reclusión.

Mientras Georgi Dann hacía bailar al ritmo del "bimbó", Carmen Cervera y Espartaco Santoni contraían matrimonio en Nueva York y los españoles se conformaban con la exigua oferta de las dos cadenas de TVE -que la mayoría veía en blanco y negro-, el cine patrio se abría camino entre unos censores cada vez más permisivos.

En febrero de 1975 las normas de calificación cinematográficas, que sustituían a las de 1963, seguían imponiendo al Estado la tarea de preservar el orden moral de los ciudadanos.

Sin embargo, la bella Nadiuska y Susana Estrada se convertían ya en las reinas del destape y películas como "Polvo eres" o "Zorrita Martínez" eran los éxitos del llamado cine "erótico-cómico".

En el terreno cultural, la lista de libros más vendidos estaba encabezada por "Los perros de la guerra" de Forsythe, "La Arboleda Perdida" de Alberti y "Confieso que he vivido" de Neruda; en los cines arrasaba El coloso en llamas y, gracias a la apertura, Belle de Jour, de Buñuel; y en el teatro triunfaban Camilo Sesto y Angela Carrasco con Jesucristo Superstar.

En términos de justicia social es destacable que hoy accedan a la universidad más de una tercera parte de los hijos de padres sin estudios primarios, cuando hace 25 años esto era prácticamente anecdótico.

En aquel tiempo, España comenzó a apuntarse a las comodidades y, pese a que sólo el 57 por ciento de los hogares disponía en 1975 de instalación de ducha o baño, en ocho de cada diez viviendas había televisión (hoy el 99,5%), y radio y frigorífico en casi un 80%.

El precio de la nevera rondaba las 11.000 pesetas (66 euros), que se podían pagar en "módicos" plazos de 800 pesetas al mes (un poquito más que una entrada de cine de hoy), la lavadora en 13.000 pesetas y el tresillo en menos de 10.000 pesetas.

Un tercio de los españoles vivía entonces de alquiler, frente al 9% que lo hacía en 2001

Casi un tercio de los españoles vivía entonces en alquiler -menos del 9% en 2001-, y algo más del 7% poseía una vivienda secundaria, ahora el 20%.

El coche aún era un lujo al alcance de sólo un 34% de la población (más del 70%) y los conductores de entonces tenían la ventaja de abonar 24 pesetas por litro de combustible: el barril costaba 11 dólares frente a los 60 actuales.

Los modelos al alcance del español medio eran el SEAT 127, el Simca 1.200 y el modesto Citroen Dos Caballos.

Más diferencias: un periódico costaba ocho pesetas (frente al euro de hoy) y las playas eran visitadas por 30,1 millones de extranjeros. Ahora España es el segundo país turístico del mundo -recibió a 53,5 millones de extranjeros en 2004- y el sector supone más del 11 por ciento del PIB.

Más revoluciones silenciosas: en 1974 el salario mínimo se fijó en 8.400 pesetas mensuales, apenas 51 euros; ahora se multiplica por más de diez: 513 euros al mes; la peseta relevó al euro; los "grises" -tras una transición al marrón- son azules, y las listas de mozos se acabaron con el fin de la mili.

Se ha mejorado en cuestiones como la siniestralidad laboral -frente a los 2.500 trabajadores fallecidos en accidente en 1975 se registra un media de 900 víctimas mortales en los últimos años-, y el mundo obrero registró el insólito hecho de las huelgas.

El número de ordenadores se multiplicó por infinito sobre los 2.000 de 1975 (200.000 en todo el mundo) y en la cocina, pese a usar menos grasas, se siguen hojeando las recetas del libro de la Sección Femenina.

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