La zona euro trabaja contra el crono para lograr un acuerdo sobre el segundo rescate a Grecia y mandar una señal a los mercados durante la cumbre de líderes prevista para el próximo jueves en Bruselas. La prima de riesgo de España -el diferencial entre el bono español a diez años y el alemán del mismo plazo- se situaba en los 366 puntos básicos, muy cerca del nivel máximo diario que alcanzó el pasado martes.

Las ideas sobre las que se reflexiona ahora son un abaratamiento de los tipos de interés en los préstamos a los países rescatados para afianzar la viabilidad de su deuda y un programa de recompra de bonos para Grecia, visto con buenos ojos por el BCE.

El Gobierno alemán asegura estar trabajando con "todas sus fuerzas" en el desarrollo de este plan y que está del lado de Europa, pero advierte que hay que rebajar las expectativas creadas en torno a la cita ya que no solucionará todos los problemas de la zona euro.

Esta especie de estrategia del palo y la zanahoria que caracteriza a las declaraciones recientes desde Berlín ha fomentado la incertidumbre sobre el resultado de la reunión a alto nivel proyectada para acabar con la crisis de deuda soberana.

Ya la semana pasada Alemania era reticente a convocar la cumbre si había dudas sobre un posible acuerdo. El país germano lidera al grupo de Holanda, Austria y Finlandia con el que solicita la implicación del sector privado en el rescate, cuantificado en 110.000 millones de euros.

El Banco Central Europeo y otros países como España se oponen por temor a que se perciba como un impago parcial de la deuda helena y aliente una mayor desconfianza de los mercados hacia la deuda soberana de la eurozona.

En este contexto, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, volvió a advertir a los líderes de la Eurozona que no aceptará deuda griega como aval en las operaciones de refinanciación de la banca helena si se produce una declaración de impago total o parcial.