MAITE PAGAZAURTUNDÚA. EUROPARLAMENTARIA
OPINIÓN

Moria debe ser cerrado

La eurodiputada de UPyD, Maite Pagazaurtundua
La eurodiputada de UPyD, Maite Pagazaurtundua
UPYD
La eurodiputada de UPyD, Maite Pagazaurtundua

En Abril de 2016 Moria se convirtió en una pieza de la retención de flujos migratorios hacia el resto de Europa. El sistema inaugurado con Turquía preveía deportaciones de los solicitantes de asilo que no fueran elegibles para la protección internacional, pero las deportaciones son escasas porque la mayoría de los que llegan tienen algún grado de vulnerabilidad, con lo que miles de personas entran en el tóxico inframundo de Moria.

Si el objetivo del campo es, teóricamente, tramitar las solicitudes de protección, como no hay funcionarios ni asistencia suficiente, quedan varados durante meses y años. No es culpa de la dirección del campo, o del personal que hace lo que puede con cartas marcadas, ni del Gobierno griego, obligado a restricciones en materia de personal, sino de la falta de responsabilidad del conjunto de Estados miembros porque el sistema común de asilo y migración está bloqueado por los Gobiernos en el Consejo. Por eso nos cuentan una mentira clave: la del tiempo de estancia.

No hay agua potable. El agua corriente funciona pocas horas. Un único médico militar debe atender el escrutinio de los llegados. Muchos viven peor que los animales de nuestras granjas. Sufren colas interminables. Les falta información, intérpretes, y las organizaciones no gubernamentales hacen lo que pueden para dar asistencia médica, distribuir los alimentos en condiciones degradantes e intentar que los niños no queden tarados. No van a la escuela porque es un campo de tránsito, aunque no sea de corta estancia.

Se ha convertido en un artefacto de destrucción moral y lo sorprendente es que no doblegue mentalmente a todos. Miles de metros de alambrada separan los sectores del campo y fortifican la zona donde se realiza el tan insuficiente trabajo de tramitación. Las mujeres solas, los menores, los más vulnerables están protegidos, pero incluso esa parte es peor que una cárcel. Describir cada anormalidad resulta imposible en tan breve espacio.

Me faltan los datos de 2016, pero según la información oficial del campo en 2017 hubo 12.726 llegadas a Moria y 8.089 salidas. En 2018 hubo 14.906 llegadas y 14.135 salidas. Esto significa que en Moria miles de solicitantes de protección, antes de ser transferido a otro campo en Grecia, pasarán el invierno en condiciones horribles y que si también les toca pasar el verano conocerán los estallidos de violencia por el hacinamiento.

El campo está pensado para unas dos mil personas y en los picos de llegadas puede llegar a nueve mil. Es entonces cuando las colas son peligrosas porque no llegará la comida para todo el mundo. Uno de los lugares más tóxicos del mundo es tolerado en el corazón de la Unión europea. Hay que cerrar Moria. No valen excusas. No valen.

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