El sexo empieza por la boca

El placer en pareja se consigue a través de la estimulación de los diferentes sentidos. Con la boca podemos estimular el tacto, el gusto, el oído e incluso el olfato y la vista cuando esta parte del cuerpo además de ser agradable a los ojos también "sabe rica"

"La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?. Los suspiros se escapan de su boca de fresa. Que ha perdido la risa. Que ha perdido el color". Con esta sonatina, el poeta Rubén Darío, se hacia una y otra vez una pregunta de fácil respuesta; ¡la princesa está triste porque nadie le come su boca de fresa! La boca es uno de las partes más sensuales del cuerpo tanto para hombres como para mujeres. Una boca bien cuidada, limpia, carnosa, maquillada, sabrosa es un elemento sexual a través del cual los seres humanos tenemos la capacidad de encontrar el placer sin necesidad de la penetración.

Los labios, y me refiero a los de la cara, son una de las partes más sensibles del cuerpo. Al igual que otras zonas erógenas, como el perineo o el clítoris, están repletos de terminaciones nerviosas culpables de hacernos llegar al placer a través de su estimulación.

A nivel visual es muy atrayente. Morderse un labio, lamer una fruta, sonreír de forma pícara. Este tipo de estimulación visual es sobretodo excitante para los hombres. La boca de una mujer puede ser el inicio de todo un ritual  sexual que finalice con una de las prácticas preferidas para ellos; el sexo oral. El uso de la boca para dar placer no es sólo competencia de las mujeres pues ellos también pueden hacer que una fémina consiga llegar al cielo a través de la estimulación del clítoris con la lengua.

Con la boca no solo lamemos, chupamos o succionamos el cuerpo de la persona. En ocasiones una palabra, un relato erótico, el gemido que se emite cuando se llega al orgasmo puede resultar tan sexy como un simple lametazo.

La saliva es otro elemento clave para gozar de un buen sexo y además ayuda como lubricante natural para que la penetración sea menos dolorosa y mucho más placentera. Eso sí, siempre y cuando la persona esté sana y este líquido sea totalmente inofensivo para la salud. La saliva contiene bacterias que no afectan al buen estado del ser humano y que incluso en ocasiones actúa de antiséptico. No sólo eso, la conexión que establece esta sustancia es la culpable de que nos gusten los besos. Se compone básicamente de agua pero posee una poderosa cantidad de testosterona, hormona que incrementa el deseo sexual.

El beso. De fresa, de limón, de plátano. Los besos nos hacen reconocer a la persona. Ese ligero sabor a tabaco que no olvidas de tu ex. El beso de la mañana con sabor a café. Los besos son la expresión más grande del amor y del deseo. A través de ellos liberamos una serie de hormonas como la dopamina, serotonina u oxitocina que son las causantes de sensaciones como la felicidad. Los besos crean conexiones entre  personas y son tan antiguos como el ser humano.

El primer registro de un beso lo encontramos en el año 2.500 A.C. Esculpidos en piedra en la India, e incluso en el Kamasutra, en donde los ósculos se han utilizado como parte indispensable de algunas posturas y elemento esencial de las artes amatorias. Será por eso por lo que el hombre lo ha plasmado durante toda su historia a través de infinitas obras de arte como 'El beso' de Rodin o de Gustav Klimt  o 'Psique reanimada por el beso del amor' de Antonio Cánovas.  Está claro que cada persona tiene sus gustos pero cuando hablamos de sexo somos tan exquisitos que deseamos que ese placer sea, a pedir de boca.

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