Una mujer cogió un taxi en Gijón el pasado fin de semana, de madrugada, para viajar a Oviedo. Ambas ciudades asturianas están a poco menos de treinta kilómetros de distancia una de la otra, y al llegar a su destino, la clienta comunicó al taxista que no iba a pagar.
Como la venganza se sirve en plato frío, tal como cuenta La Nueva España, el hombre decidió cerrar las puertas por dentro y devolver a la mujer al punto inicial. El 'simpa' no le salió del todo bien a la osada viajera, que tras una noche de fiesta se vio envuelta en una situación rocambolesca.
Pero no menos llamativas son las viviencias de los taxistas los días de alta afluencia, y los clientes que no quieren pagar la carrera son cada vez más, tal como cuentan desde el sector.
Los taxistas ya han comenzado a pensar soluciones, como por ejemplo cobrar los trayectos por adelantado, una práctica que se abandonó hace años pero que, visto lo visto, podría recuperarse.
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