La terrible pregunta que significa que alguien morirá tras ser formulada

Imagen de archivo de un naufragio.
Imagen de archivo de un naufragio.
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Imagen de archivo de un naufragio.

Los marineros son tradicionalmente supersticiosos, y entre ellos existen algunos temas que son tabú. Uno de ellos tiene que ver con los naufragios y con una pregunta, terrible, que si se formula significa que alguien va a morir después.

Tal y como recoge en un reportaje el Mirror, con abundante agua potable fresca, un ser humano promedio puede durar alrededor de un mes sin comer. Pero cuando están a la deriva en mar abierto, como último recurso, los marineros se ven obligados a hacer una pregunta que garantizará que alguien muera.

Esta situación le ocurrió a la tripulación del ballenero Essex, con sede en el puerto de Nantucket, Massachusetts, en el año 1820. Este barco ballenero sufrió el ataque de un cachalote (que dio pie a la leyenda de Moby Dick).

Los 20 supervivientes partieron en tres pequeños botes de remos, conscientes de que no había suficiente comida ni agua para mantenerlos con vida hasta que llegaran a tierra.

Después de dos semanas, se les acabó la comida y el agua dulce, y los marineros recurrieron al agua de mar y a beber su propia orina.

Dos de los marineros murieron y fueron lanzados al mar, pero después de la muerte de un tercero, Isaac Cole, sus desesperados compañeros decidieron comerse su cuerpo.

Pero pronto, incluso los cuerpos de los marineros que morían no fueron suficientes para sostener a los sobrevivientes. Así que realizaron un desafío para determinar quién se sacrificaría, una escalofriante costumbre marítima que desde entonces se conoce como la 'pregunta delicada'.

Se arrancó una página en blanco del libro de registro del barco y se dividió en tiras. Una se hizo un poco más corta que las demás y todas se colocaron en un sombrero. El desafortunado marinero que la sacó fue Owen Coffin, de 18 años, primo del capitán del Essex, George Pollard.

Pollard se ofreció como voluntario para tomar el lugar de su joven primo, pero Coffin respondió: "No, me gusta mi suerte tanto como cualquier otro". Se llevó a cabo otro sorteo, esta vez para elegir al verdugo. Charles Ramsdell, un amigo cercano de Coffin, sacó el trozo corto y disparó a su compañero de barco.

Una semana después, otro de los marineros, Barzillai Ray, también murió, y los supervivientes pasaron el resto del tiempo a la deriva royendo los huesos de Coffin y Ray.

Cuando el último de los ocho sobrevivientes fue rescatado el 5 de abril de 1821, los cadáveres de siete de los marineros habían sido devorados por sus compañeros de barco.

Por suerte, la 'pregunta delicada' rara vez se hace en la era moderna, gracias a los GPS y equipos de comunicaciones modernos, lo que significa que es mucho más insual que los marineros náufragos esperen semanas para ser rescatados.

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