Una tuitera cuenta la curiosa historia de la incineración de su padre tras hallar parte de sus cenizas en una bolsa

  • "Ordenando el escritorio me he encontrado con lo que queda de él", tuitea Regina.
Una tuitera se encuentra parte de las cenizas de su padre en una bolsa en su escritorio.
La tuitera se encontró parte de las cenizas de su padre en una bolsa en su escritorio.
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Una tuitera se encuentra parte de las cenizas de su padre en una bolsa en su escritorio.

Hay muchas personas que viven la muerte con tristeza y pena, tratando este tema desde la más profunda seriedad. Sin embargo, hay ocasiones -y familias- en las que hay otras formas mejores de honrar al fallecido o fallecida, como, por ejemplo, con humor.

Es el caso de Regina, una tuitera que este lunes compartió lo que halló mientras ordenaba su escritorio. "Me he encontrado con lo que me queda de mi padre", escribió junto a una foto de una bolsa hermética de Ikea que contenía parte de las cenizas de su padre.

Además, la usuaria hizo referencia al humor negro que le caracteriza a ella y a su padre y, al ver lo que esto llamó la atención, decidió contar cómo llegó esa bolsa a su escritorio.

Regina explicó que a su padre, Javier, en 2012 enfermó y le dieron "de 4 a 6 meses de vida". "Tenía cáncer de colon estadio 4 y poco se podía hacer. 62 años", contó y, luego, bromeó: "Como mis padres hacían todo juntos, mi madre también tuvo su cáncer, porque ella no iba a ser menos. También de colon, pero ella no acabó hecha cenizas".

Tras su fallecimiento, ella no perdió su forma de ser, pues aseguró que se quejó de que le dieran propina al cura porque en el funeral llamó Joaquín a su padre, aunque se llamaba Javier. Y, a la hora de elegir el ataúd, eligió el más económico, y sin Cristo: "Me lo quitas también, que es pa' quemar".

El día de la cremación, estuvo hablando con uno de los empleados, una "charla amena", como ella la describió, donde le dijo "que no todos los muertos en cenizas pesan tanto y que había habido que machacarlo mucho porque quedaron trozos grandes".

Finalmente, para las cenizas eligió una urna biodegradable que se podía plantar junto a semillas. Y, mientras volvía a casa con ella, le dijo a su fallecido padre: "Aita, vuelves a casa hecho polvo".

"A los meses, en una fecha superseñalada, llegué a casa y la urna se había roto y mi padre estaba todo esparcido", comentó Regina. "Lo más práctico era agarrar la escoba y el recogedor y volver a montarlo, pobre. Lo metí en una bolsa de Eroski".

Encontró un jarrón donde meterlo, pero tenía un problema. "La bolsa de Eroski no entraba por la boca del jarrón y recordemos que mi padre había dejado mucho residuo", explicó, señalando que llevaban tiempo haciendo la broma que esto es porque llevaba meses sin cortarse las uñas antes de morir.

Para poder pasar las cenizas, usaron cuatro bolsas herméticas de Ikea y las metieron dentro del jarrón. Tres de ellas fueron esparcidas en diferentes momentos y lugares, mientras que Regina cogió un poco de una para hacerse una joya.

"No sé si pillé un trozo de uña del pie o qué, pero qué grumos", comentó, y explicó que las machacó dentro de la bolsa. Después, la ceniza que sobró de hacerse la joya funeraria la metió en la bolsa y le escribió "viejo" para no confundirse con otros "muertos de la familia".

"Haciendo orden, me lo he encontrado y me he acordado del humor negro. Porque sé que él se estará riendo", aseguró. Y, finalmente, mostró una imagen de su padre y la joya que se hizo con sus cenizas. Sin duda, una forma peculiar, pero igualmente especial, de despedirse de su padre y de recordarlo con una sonrisa.

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