El verdadero 'muñeco diabólico': está en un museo, aseguran que está maldito y la leyenda aconseja no acercarse a él

  • El siniestro juguete tiene 117 años de antigüedad y se dice que causa desgracias.
Primer plano del muñeco Robert The Doll.
Primer plano del muñeco Robert The Doll.
WIKIPEDIA
Primer plano del muñeco Robert The Doll.

Una de las películas de terror más recordadas de los 80 es El muñeco diabólico, en la que el popular Chucky, poseído por un rito vudú por un asesino en serie, comete todo tipo de atrocidades. Este personaje está inspirado por un muñeco real.

Se trata de Robert the Doll, un muñeco que representa a un niño vestido de marinero, con un perro de ojos saltones como mascota. El muñeco está en el Museo Fort East Martello en Key West, Florida.

La leyenda dice que el muñeco está encantado y causa desgracias a quienes la rodean, a saber, accidentes automovilísticos, huesos rotos, pérdida de empleo o divorcios, entre otros, recoge Gizmodo.

Imagen completa de Robert The Doll.
Imagen completa de Robert The Doll.
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Robert the Doll tiene 117 años. Antes de llegar al museo era propiedad de Robert Eugene Otto, un excéntrico artista y miembro de una familia prominente de Key West. Robert fue un regalo de cumpleaños de la infancia del abuelo de Otto, quien compró la muñeca durante un viaje a Alemania.

Este artista estaba obsesionado con Robert the Doll. "Lo traía a todas partes, hablaba de ello en primera persona como si no fuera un muñeco, era Robert. Como si él es una entidad viva", dicen en el museo.

El museo investigó los orígenes de Robert y dio con Steiff Company, el mismo fabricante de juguetes que hizo por primera vez un oso de peluche en honor a Theodore Roosevelt. 

Según los expertos, Robert no era un muñeco para venderse como juguete y probablemente era parte de un conjunto fabricado para un escaparate de payasos o bufones.

Según Atlas Obscura, "el joven Otto comenzó a culpar a Robert de los percances. Más tarde, los adultos también comenzaron a notar sucesos extraños, especialmente a medida que Otto y Robert crecían. De adulto, Otto vivió en una casa señorial que llamó 'La casa del artista', donde se podía ver a Robert colocado en la ventana del piso de arriba. Los escolares juraron que él aparecería y volvería a aparecer, y evitaron la casa. Myrtle Reuter compró Artist House después de la muerte de Otto en 1974 y también se convirtió en la nueva cuidadora de Robert. Los visitantes juraron que escucharon pasos en el ático y risitas. Algunos afirmaron que la expresión de Robert cambiaba cuando alguien hablaba mal de Otto en su presencia. Rueter dijo que Robert se movería por la casa solo, y después de veinte años de payasadas, ella lo donó al museo".

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