El pasado sábado inauguraron en Sapri, Italia, una escultura de bronce en conmemoración de una revuelta popular del siglo XIX. La obra representa a una mujer cubierta con un vestido transparente que remarca completamente su figura.

A la presentación oficial del monumento, obra de Emanuele Stifano e inspirada en el poema La espigadora de Sapri de Luigi Mercantini, asistió un nutrido grupo de hombres entre los que se encontraba Giuseppe Conte, antiguo primer ministro italiano, según informan medios nacionales.

En un tweet la diputada del Partido Democrático, Laura Boldrini, ha definido la figura como "una ofensa a las mujeres y a la historia que se supone que celebra". Sobre todo, ha puesto el foco en los políticos: "¿Cómo pueden las instituciones aceptar la representación de las mujeres como cuerpos sexualizados?". "El machismo es uno de los males de Italia", ha concluido.

De la misma forma se ha expresado la senadora Monica Cirinnà, calificando a la estatua de "bofetada a la historia y a las mujeres que siguen siendo solo cuerpos sexualizados". "No dice nada sobre la autodeterminación de la mujer que decidió no ir a trabajar para tomar partido contra el opresor borbónico", ha explicado.

Otras muchas voces políticas han pedido que sea derribada. En palabras de la unidad del Partido Democrático en Palermo: "Una vez más, tenemos que sufrir la humillación de vernos representadas en la forma de un cuerpo sexualizado, desprovisto de alma y sin ninguna conexión con las cuestiones sociales y políticas de la historia".

A pesar de todo, el alcalde de Sapri, Antonello Gentile, ha defendido que el concepto de la obra no ha sido "distorsionado" ni "criticado" por ningún "partido social o político".

Por su parte, el escultor Emanuele Stifano se ha mostrado "sorprendido y disgustado" por las reacciones a la figura, ya que la autoridad contratante había visto su boceto preparatorio y había aprobado el diseño.

Asimismo, ha aclarado que habitualmente viste lo menos posible sus obras, "independientemente del género", y que, en este caso, quiso aprovechar la brisa marina para "poner de relieve una anatomía" que no tenía por qué ser una representación exacta de la de una campesina del siglo XIX.

En realidad, ha explicado que su intención era: "Representar un ideal de mujer, evocar su orgullo, el despertar de una conciencia, todo ello en un momento de gran sentimiento".

La masacre a la que la escultura pretendía homenajear tuvo lugar en 1857 cuando Carlo Pisacane, un revolucionario y pensador socialista italiano, dirigió una expedición fallida contra el Reino de Nápoles en la que perdieron la vida 300 personas.