La historia de Darko Desic ha sorprendido y conmovido a los habitantes de un pequeño pueblo de Sydney, Australia. Este inmigrante yugoslavo entró en prisión en los años 90 y se convirtió en uno de los delincuentes más buscados del país tras escapar de la cárcel en 1993 usando sierras y cortadores, Ahora, 30 años después, se ha entregado a sí mismo en una comisaria para ser juzgado.  

'Doug', como era conocido en la comunidad australiana, huyó asustado de que, cuando acabara su sentencia, fuera deportado a Yugoslavia y castigado por haber huido de la guerra que tenía lugar en aquel entonces. 

En estas tres décadas, ha habitado de manera muy discreta en una zona costera y se ha dedicado a realizar trabajos de construcción pagados en efectivo. Andaba a todos sitios, pues no tenía carné de conducir, y no acudía a ningún tipo de consulta medica para evitar ser fichado o reconocido.

Aunque había sobrevivido perfectamente todo este tiempo, ha sido la pandemia de la Covid-19 la que le ha forzado a acudir a la policía. El trabajo de construcción se paró en seco con el confinamiento y el hombre de ya 60 años fue incapaz de pagar el alquiler. Tras unos meses durmiendo en la playa, ha decidido que es mejor estar encarcelado que viviendo en la calle. Ahora sus vecinos quieren ayudarle a recuperar su vida.

Desde que se entregó, su historia se ha hecho muy famosa en la zona, y una rica familia ha decidido apoyar su caso y buscarle un abogado para que vuelva a ser un hombre libre. Además, han recaudado más de 25.000 euros para que pueda reconducir su vida cuando salga. 

De momento, se encuentra cumpliendo el año de condena que le faltaba en 1993, pero puede hacer frente a 7 años más de cárcel por haber huido de la autoridad. En unos meses podrá pedir libertad condicional y volver con una comunidad que ha declarado que Doug era un querido miembro "decente y muy trabajador, que nunca había molestado a nadie".