Objetos perdidos suele ser el recurso de la mayoría de personas cuando, valga la redundancia, pierden un objeto. Pero, si no tienes la suerte de que tú u otra persona lo haya encontrado, puedes olvidarte de ello... o no. Porque, ¿qué probabilidades hay de que alguien lo encuentre más de cuatro décadas después? Parece que pocas posibilidades, pero es una cantidad suficiente.
Mike Counter, director de prensa de la universidad St. Norbert College de Wisconsin (Estados Unidos), estaba utilizando su detector de metales para buscar por el suelo cuando su máquina empezó a pitar tras encontrar en la tierra un objeto extraño: un anillo de 1976 perteneciente al Holy Cross High School, un instituto católico de Queens (Nueva York).
"Llevo más de 30 años detectando metales y nunca había encontrado un anillo académico", declaró Counter a WBAY-TV. Entonces, con la ayuda de Andy Caldie, llevaron a cabo una investigación para encontrar al propietario de este objeto perdido.
Al parecer, el Holy Cross High School se había fusionado con otro colegio católico que había cerrado recientemente, pero descubrieron que las Hermanas de la Providencia de Santa María de los Bosques eran quienes lo dirigían. Consiguieron ponerse en contacto con una de ellas, quien los ayudó a buscar a su estudiante por las iniciales del anillo, JRD.
Finalmente, descubrieron que se trataba de John Daciolas, un alumno que actualmente reside en California y que en 2018 estuvo en contacto con ellas, por lo que su información de contacto estaba actualizada. "Pude enviarle un correo preguntándole si, por casualidad, el anillo era suyo", aseguró la hermana Jeanne Hagelskamp a Chicago Tribune.
Y resultó que sí, este estudiante no se podía creer que le estuvieran hablando de aquel anillo de su instituto que perdió hace 45 años en la universidad. Según explicó Daciolas, en 1976, poco después de graduarse, se le cayó esta joya académica en la nieve profunda de camino a su habitación en St. Norbert College y le fue imposible encontrarlo. Pero ahora le ha sido devuelto y, afortunadamente, se acordaba de que era suyo.
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