El bienestar de un matrimonio acabó tambaleándose tras una confesión tardía, muy tardía, del esposo. Una confesión que nada tiene que ver con una deslealtad o una infidelidad, que es lo que podría pensarse.
Según la historia que publica SDP Noticias haciéndose eco de una usuaria de Reddit, todo empezó cuando un día, cenando, ambos se percataron de un olor "realmente repugnante". Fue entonces cuando su marido le insistió en que era culpa del perro que ambos tenían como mascota.
Entonces, tras invertir mucho dinero en ello, comenzó un duro peregrinaje por veterinarios para someter al animal a múltiples pruebas debido a un supuesto problema de gases.
"Tenemos un perro, Jerry. Es un amor absoluto y lo amo mucho. Yo creí que algo andaba mal con él porque el olor era como a huevos podridos. El veterinario estaba extremadamente confundido y ordenó un montón de pruebas que costaban mucho. Todas las pruebas mostraron que el perro estaba bien", cuenta la mujer.
"¿Se necesita un ataque de pánico total y un colapso mental para decir la verdad? Si le es tan fácil mentir durante tanto tiempo, ya no confío en él"
Así, el can inició un cambio de dieta, pero los olores en la casa no desaparecían, una situación que provocó en la mujer ansiedad ya que pensó que su perro podría morir, algo que, a su vez, motivó ciertos problemas en el matrimonio.
Solo ahí, según la misma información, llegó la confesión de él. El marido era el causante de los malos olores debido a sus ventosidades. Tras eso, ella lo echó de casa. "Se quedó con sus amigos. No le importaron los gastos ni las visitas al veterinario. ¿Se necesita un ataque de pánico total y un colapso mental para decir la verdad? Si le es tan fácil mentir durante tanto tiempo, ya no confío en él", escribió la mujer.
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