Casi todo el mundo ha ido alguna vez en su vida a un videoclub. Eso que ahora es tan sencillo como seleccionar la película con el mando en una plataforma (aunque no es tan fácil si se tiene en cuenta lo que se tarda en elegirla) antes se plasmaba en un maravilloso local de alquiler de películas lleno de carátulas vacías.
Cualquier persona que sea millennial o de anteriores generaciones recordará pasar la tarde dando vueltas por los pasillos de un videoclub para elegir qué ver esa noche, y daba igual que luego terminara resultando ser una mala película. El encanto de estos establecimientos era inigualable a los actuales servicios de streaming, por mucho que hagan la vida más fácil.
Pero precisamente por el surgimiento de estos inmensos catálogos de series y películas, los videoclubs comenzaron decaer. Y así lo demuestra un vídeo en el que se ve el crecimiento y el descenso de los Blockbuster Video que hubo en Estados Unidos entre 1986 y 2019.
The Rise & Fall Of Blockbuster Video Store Locations 1986-2019 - https://t.co/DTSEDTOj0X pic.twitter.com/34Ahma2ahT
— Brilliant Maps (@BrilliantMaps) June 23, 2020
Tal y como explica Fleet Logging, esta franquicia de videoclubs abrió su primer local en Dallas en octubre de 1985 y, aunque no era la primera marca existente, sí tenían la mayor selección de títulos. Para 1990 ya tenían más de 1.000 tiendas en todos el país y continuaron creciendo hasta 2005, cuando alcanzaron más de 5.700 locales. Pero después, la compañía comenzó a cerrar algunos de sus establecimientos a causa de la gran competencia que suponía no solo Netflix en sus inicios, sino la marca de videoclubs Redbox que tenía máquinas expendedoras en lugar de tiendas.
A finales de 2010 se declararon en bancarrota y el proveedor de televisión Dish Network compró la marca con intención de mantener abiertas unos 1.500 locales para rivalizar con Netflix, pero esto no sucedió. Actualmente, solo queda un Blockbuster Video abierto en el mundo y está en la ciudad de Bend, Oregón, que sigue recibiendo la visita de los clientes locales y de los turistas a los que les encanta disfrutar de la nostálgica experiencia de pasear por un videoclub.
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