Al pájaro kookaburra lo llaman en australia el ave reidora por cómo su canto se asemeja con la risa humana. Quizá eso la hizo ideal para que Farvardin Daliri, un australiano de Brisbane, Queensland, decidiera construirle una efigie móvil.
Para aprovechar el tiempo libre que le deja el confinamiento por el coronavirus construyó sobre un remolque de barco un gigantesco kookaburra (dacelo) de 4,5 metros de altura y 750 kilógramos de peso.
La hija del constructor grabó después al hombre paseando a su creación, que mueve el pico y además, emite un audio de la risa del pájaro.
"Hago estas cosas por la comunidad, las escuelas y los gobiernos locales", dijo Daliri a The Guardian. "Me encantaría que la gente me llame si quieren algo más como esto. Anima a la gente", afirmó.
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