Lo de los huevos fritos es todo un debate nacional: con puntilla, sin ella, en abundante aceite, a la plancha, con la yema cruda, con la yema bien cuajada... ¿cuál es el huevo frito perfecto?
Pues bien, si buscamos la técnica perfecta para freir un huevo frito terminamos encontrándonos con el chef francés Fernand Point (1897-1955), que hace más de 70 años encontró la manera exacta de cocinar un huevo frito.
A pesar de contar con 3 estrellas Michelin, el chef Fernand Point sabía que los platos más difíciles de cocinar eran siempre los más sencillos. He ahí la complicación de un huevo frito, que en la simpleza de su técnica no se puede esconder ningún error.
Según el escritor Rudolph Chelminski el dicho favorito del chef era “¡Du beurre! Donnez-moi du beurre! Toujours du beurre!" - ¡Mantequilla! ¡Dame mantequilla! ¡Siempre mantequilla!- por lo que no hace falta ser un lince para adivinar con qué va a buscar cocinar el chef Point.
Mantequilla fresca y mucha paciencia
Según el chef francés, existen dos maneras de preparar huevos fritos: con el método clásico o con el método al vapor. Eso sí, siempre sobre mantequilla.
Lo primero que debemos hacer es derretir unas 3 o 4 cucharadas de matequilla fresca en una sartén, a fuego muy lento, sin que llegue a chisporrotear, y mientras tanto romper un huevo en un plato con mucho cuidado de no rompero la yema ni tirar cáscaras.
Cuando la mantequilla esté derretira, hacemos deslizar el huevo por el plato hasta la sartén, y a fuego muy lento lo dejamos cocinar con una tapa. Lo dejamos cocinar durane cinco minutos aproximadamente. Buscamos que se cocine la clara pero que la yema se quede cremosa, no del todo solida.
Una vez esté listo, deslizamos el huevo en un plato y lo servimos con un poco de sal y pimienta.
Con mantequilla, pero al vapor
Otra manera de preparar el huevo frito perfecto es utilizando vapor de agua para cocinar este ingrediente tan simple como exquisito si sabemos cómo cocinarlo.
Para esta ocasión calienta la misma cantidad de mantequilla en una sartén antiadherente pero, en esta ocasión a fuego fuerte, buscando que chisporrotee. Una vez la mantequilla esté lo suficientemente caliente, echamos el huevo y bajamos la intensidad del fuego rápidamente.
Cuando los bordes de la clara comiencen a ponerse blancos, añadimos una cucharada de agua y tapamos herméticamente, para dejar el huevo cocinar con el vapor. Cuando la clara esté completamente blanca y la yema comience a espesar pero no esté dura, retiramos el huevo de la sartén y lo sazonamos con un poco de pimienta y sal.
En solo unos minutos puedes conseguir el huevo frito perfecto, a la manera tradicional o al vapor. ¡Manos a la obra!
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