Puede ser por desconocimiento, falta de práctica, no tener las herramientas adecuadas o seguir una receta incorrecta. Son muchas las razones que pueden hacer que un postre en principio muy sencillo como es un bizcocho nos dé algunos problemas.
Un bizcocho con grietas no tendrá peor sabor que uno sin ellas. Si lo cocinas para consumo propio, puede que unas pequeñas aberturas no sean importantes. Sin embargo, si planeas entregarlo como regalo, compartirlo con invitados o usarlo para una ocasión especial, las grietas pueden resultar poco estéticas.
Estas son las principales razones por las que un bizcocho puede agrietarse en su parte superior y las maneras de evitarlo para la próxima ocasión.
La temperatura del horno es demasiado alta
Una de las posibles razones por las que nuestro bizcocho puede abrirse por la parte superior es una temperatura de horneado demasiado elevada. Si la masa sube demasiado rápido, puede ocurrir que el bizcocho cuaje muy pronto por fuera cuando todavía sigue crudo en su interior. Esto hace que la superficie reviente.
Para evitar que esto suceda, se debe tratar de controlar la temperatura a la que se pone el horno. Normalmente, debe rondar los 170-180 °C. No obstante, es fundamental conocer las características de nuestro horno. Las indicaciones en las recetas suelen ser aproximadas. Si nuestro horno tiene mucha potencia, no debemos hornear a la misma temperatura que se nos indica, sino a una más baja con un tiempo de cocción extendido.
Demasiada levadura química
En repostería, seguir las medidas exactas es fundamental para conseguir un buen resultado. Si añadimos demasiada levadura química en nuestra masa, esta liberará mucho CO₂ en un período de tiempo muy corto. El bizcocho crecerá entonces a una velocidad más rápida de lo normal, de forma que explotará o se crearán grietas.
Para evitarlo en tu próximo horneado, fíjate bien en las cantidades indicadas. Si, de nuevo, tu bizcocho crece demasiado rápido, busca una receta que contenga menos levadura química.
El molde es demasiado pequeño
Otro factor esencial para conseguir un bizcocho de sobresaliente es elegir con cuidado el molde en el que se cocinará. Si es demasiado pequeño, puede ocurrir que la masa rebose durante el tiempo de horneado. Cuando esto ocurre, el bizcocho puede llegar a hundirse o agrietarse en la superficie.
Para evitar el riesgo de que el bizcocho se desmolde o se agriete, siempre debemos llenar las 3/4 partes del molde, dejando algo de espacio libre para que suba durante la cocción.
Una masa demasiado seca
A la hora de mezclar nuestros ingredientes, debemos cuidar que el equilibrio entre los secos y los húmedos sea adecuado. Si la masa lleva demasiada harina, la mezcla estará desequilibrada. El resultado será un bizcocho demasiado seco, que se abrirá formando esas antiestéticas grietas.
De nuevo, prestar atención a las medidas exactas de la receta será la forma más sencilla de evitar este problema.
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