
Cada vez que hacemos helados en casa nos encontramos con el mismo problema: no tenemos heladera. Y es verdad, no es cuestión de llenar la casa de pequeños electrodomésticos "demasiado" especializados: palomitera, yogurtera, sandwichera, gofrera (¿?), etc. Pese a no tener heladera, podemos hacer ricos helados en casa.
Ya hemos visto, elaborando helados de mango, albaricoque o stracciatella, que para evitar que aparezcan cristales de hielo (eso es lo que consigue la heladera) basta con batir nuestra masa de helado con más frecuencia. Cada media hora la sacamos y volvemos a batir.
También hemos visto que podemos hacer una receta sencilla, evitando ingredientes que no siempre tenemos a mano. Uno de ellos, uno de los que aparece en multitud de recetas de helado, es el azúcar invertido. Pero ¿qué es eso?
Es mucho más dulce y por eso para hacer postres hay que echar apenas un 15% de la cantidad de azúcar normal
El azúcar invertido es azúcar normal que mediante un proceso químico separa sus componentes, glucosa y fructosa. El resultado es un azúcar mucho más virtuoso para su uso en pastelería y heladería.
A propósito de lo que decíamos, el azúcar invertido tiene la virtud de no cristalizar y eso, a su vez, se traduce en que da a los helados caseros más cremosidad. Es un azúcar mucho más dulce y por lo tanto luego, en nuestros postres, no hay que echar tanto: apenas un 15% del total del azúcar utilizado.
Así se hace el azúcar invertido (y sin gasificante, un ingrediente "raro" que aparece en algunas elaboraciones).
Azúcar invertido
Ingredientes
Azúcar normal (300 gr)
Zumo de limón (1 cucharadita)
Bicarbonato sódico (1 cucharadita)
Agua (120 ml)
Elaboración
Ponemos el agua, el azúcar y el zumo de limón en un cazo.
Removemos y lo ponemos al fuego.
Lo dejamos cocer unos 10 minutos a fuego medio-alto.
Lo retiramos del fuego y dejamos enfriar unos 15 minutos, removiendo de vez en cuando.
Pasado ese tiempo, añadimos el bicarbonato y removemos.
A medida que se enfría aparecerá en la superficie una capa blanquecina. La retiramos.
El líquido resultante ya es el azúcar invertido, que podemos guardar en un tarro hermético para futuros usos.
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