Así es la bodega española ubicada en un monasterio con frescos históricos

Bodega Descalzos Viejos.
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Facebook: Bodega Descalzos Viejos.
Bodega Descalzos Viejos.

Se podría decir que en nuestro país existe una cultura del vino como en pocos, y visitar bodegas que parecen más un museo de arte que otra cosa, está a la orden del día.

El enoturismo está de moda y recorrer las zonas vinícolas más importantes de nuestro país donde las grandes bodegas abren sus puertas a los visitantes es una de las experiencias más enriquecedoras para los amantes del vino. 

En muchas ocasiones, estos lugares difieren bastante de lo que nuestro imaginario tradicional supone como una bodega, con espacios de los más vanguardistas y estructuras arquitectónicas dignas de premios. Además de por lo que son, muchas bodegas tienen un valor añadido por lo que guardan, y no nos referimos solo al interior de sus barricas, sino a la historia que albergan sus cuatro paredes. 

Una bodega en un monasterio

En el municipio malagueño de Ronda se encuentra Finca Descalzos Viejos, una bodega con más de 20 años de dedicación y empeño en la elaboración de vinos denominación de origen rondeños, con sede en uno de los enclaves históricos más relevantes de la zona, el Convento del Tajo, antiguo hogar de los Trinitarios Descalzos de los cuales toma el nombre la bodega.

Se trata de un convento que data de 1505 y que fue fundado por la Orden Trinitaria. La edificación era una antigua ermita, que se puso bajo la advocación de una imagen del Cristo de los Remedios, regalo de los Reyes Católicos a la orden. "En 1608 se entregó el Convento del Tajo a la Orden Reformada de los Trinitarios Descalzos (nacida a finales del siglo XVI), haciéndose cargo del mismo el reformador de la Orden, Juan Bautista de la Concepción. Debido a numerosas dificultades, se hizo necesaria la intervención del Papa Clemente VIII. Los Descalzos permanecieron en este edificio hasta 1664, año en que se trasladaron más cerca de la ciudad, a la ermita del Santo Cristo de las Penas, actual Iglesia de Santa Cecilia", explican desde la misma web de la bodega. 

El viejo convento estuvo deshabitado durante años, utilizándose para diversas finalidades agrícolas y ganaderas, hasta que en 1998, las familias Retamero y Salesi, los actuales propietarios, compran al concertista colombiano D. Rafael Puyana esta propiedad para iniciar un proceso de restauración integral para convertirlo en sede de la bodega, contigua a los viñedos recién plantados en la zona baja de la finca.

Según aseguran desde la bodega, "el proyecto, ha supuesto la recuperación del edificio principal y sus jardines, huertos, estanques, fuentes y entorno, gracias a una exhaustiva y minuciosa restauración, reintegrando y consolidando todos los elementos arquitectónicos y artísticos originales susceptibles de ser recuperados. De especial interés, ha sido la aparición de unos frescos en el altar mayor, que bajo numerosas capas de cal, desconchones y humedades, han sobrevivido milagrosamente".

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