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Érase una vez... Un fotógrafo norteamericano llamado Spencer Tunick con una obsesión artística: retratar a multitudes en cueros en entornos urbanos. Y lo logra, allá donde va y convoca obtiene como respuesta un despelote masivo de voluntarios sin complejos. Esta vez la cita era en Venezuela.

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Caracas en cueros. Los venezolanos acudieron en masa a la cita en Caracas. Y, claro, mientras Spencer Tunick organizaba el enjambre humano para componer su particular "bodegón carnal", ellos se entretenían como buenamente podían...

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¡Mira, mira lo que hagooo! Sin complejos, sin frío y con mucha naturalidad los voluntarios venezolanos aguardaban indicaciones de Spencer Tunick para tomar posiciones...

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¡Nos toca, nos tocaaa! Por fin se acercaba el monento, y alguno no pudo reprimir la emoción por estar a punto de poner su "gramito de carne" al servicio del Arte. O eso o quería asegurarse de que no se le quedara ningún hueco oculto en claroscuros... ¡Que la luz es lo que tiene!

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¿De qué materia está hecho Bolívar? Si Caracas era la ciudad y los venezolanos los 'extras', el alma de la composición fotográfica de Tunick iba a ser el héroe nacional Simón Bolívar. ¿Mantendría el libertador el tipo ante semejante despliegue artístico-hormonal?

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Con sus mejores... sonrisas. Bajo la batuta de Spencer Tunick, los voluntarios van tomando posiciones en torno a la estatua de Simón Bolívar. Pero, ¿dónde está el maestro de ceremonias?

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Tunick, una cucaracha en un plato de arroz... Y ahí está él, Spencer Tunick, buscando el encuadre perfecto, el detalle a atrapar, caminando vestido entre centenares de cuerpos desnudos. ¿Quién es el bicho raro en este instante?

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"¡Tres, dos, uno... ¡zas! !" Bolivar inmortalizado sobre una alfombra de carne trémula. Sólo esperamos que el material del pedestal sobre el que aguantan estoicamente los "cuerpos" no sea ni de granito ni de los que se recalientan con el sol, o más de uno va a parecer un mandril del zoo a su vuelta a casa. El precio de la inmortalidad...

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Y se obró el milagro... Del arte. Este 19 de marzo en Caracas será recordado por cientos de venezolanos (y por sus familiares, amigos y descendientes) que prestaron su cuerpo a la Fotografía de Spencer Tunick. La jornada terminó y el polémico artista se enfundó su cámara. Pero, ¿cuál será su próximo destino? Porque el norteamericano es como Terminator, que siempre vuelve...