Vicente Amigo «Ahora no estoy muy enamorado de la guitarra»

Acaba de lanzar ‘Un momento en el sonido’, un disco lleno de duende en el que se deja «muchas vidas».
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Lo de Un momento en el sonido suena a un paréntesis en lo sagrado...

Es que para mí la música es sagrada, cuando toco entro como en un trance. Y el músico busca Un momento en el sonido; es el momento que te hace llegar a la esencia.

¿Lo consigue en este disco?

Y en todos. Me meto en todo lo que hago. Busco la belleza y quiero sintetizar lo que soy en cada pasaje de cada tema, y cuantas más veces mejor.

El resultado es 100% flamenco, ¿como usted?

No me puedo desprender de esa identidad. El flamenco no se saca de la manga, lo sientes antes de estudiarlo.

Después hay mucho trabajo, ¿nadie le libera del estrés?

Aquí se traduce en dolores de espalda y ansiedad. Sobre todo cuando tocas en sitios que te dan miedo, como Madrid, Barcelona, Córdoba o Sevilla.

¿Y cuándo se dice a usted mismo ¡olé!?

Cuando me pesa el culo en el escenario y soy yo mismo.

Ha dicho que Paco de Lucía le metió en esto...

Sí, así que si no os gusta el disco, le pegáis a él. A los tres años, me enamoró. Ya no tuve más juguetes que la guitarra.

¿Y este instrumento le ha seducido hasta hoy?

Ahora no estoy muy enamorado de la guitarra, pero es mi medio para hacer música y un instrumento que siempre está en contacto con el pecho, que se puede abrazar.

En el disco sólo iba a meter su sonido y el de las palmas, y al final sumó a Potito, a Tino di Geraldo… ¿Qué pasó?

Pensé que no tenía que demostrar nada y que hacer buen flamenco no está en función de los instrumentos que metas, sino de cómo los metas. Es la propia música la que hace buena a la música.

Lo dice alguien que ha colaborado con Sting, ¿tembló?

Fue una experiencia tan fugaz que casi ni me enteré. Para mí lo más gordo es darme al público y sentir con él.

¿Si le cortaran las manos?

No podría ni pegarme un tiro.

Bio

Nació en Sevilla en 1967, pero se crió en Córdoba. Le gusta la poesía, la música clásica, la brasileña e incluso el pop británico. Tiene cinco discos. Ha colaborado con Alejandro Sanz, entre otros, y se ha codeado con Bob Dylan.

Leyendas de las seis cuerdas

La guitarra, puesta en manos de leyendas, grita emociones que las palabras no pueden. Éstos son algunos de los nombres que lo demuestran:

Paco de Lucía

Príncipe de Asturias: Único flamenco en conseguirlo (2004), este genio gaditano ya iba de giras por América a los 12 años, y acercó su arte hacia el jazz y a la bossa nova. Discos: Fuente y caudal, Cositas buenas...

Tomatito

Hijo del Tomate: Pareja de Camarón en los últimos 18 años de éste, ya es uno de los grandes del toque gitano. Su técnica, vivaz y creativa, brilla en trabajos como Rosas de amor, Spain (con Michel Camilo) y Aguadulce.

B.B. King

Rey del blues: «Hacer blues y soul es poner tu corazón en la mano y entregarlo», así se explica el llamado rey del blues, que en septiembre cumple 80 años y cuyo talento se refleja en álbumes como Blues Summit o Reflections.

Santana

Abrasador: Su rock latino alcanzó la adoración en el festival de Woodstock (1969) y su guitarra mística y tropical ya es inconfundible. Tiene decenas de discos, como Abraxas o Supernatural.

Raimundo Amador

Urbano: Su guitarra, Gerundina, es una prolongación de sus dedos, que fusionaron el flamenco con el blues o el rock junto Pata Negra. Discos: Isla menor...

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