Nunca es tarde para la ‘vuelta al cole’: cómo estudiar pasados los 50 años

Los programas para mayores de la universidad tienen un impacto más que positivo en la salud física y mental. El caso de Antonio Arrébola, y el de tantos otros, confirma por qué volver a las aulas es sinónimo de vida.

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No dejar de vivir nunca y lanzarse sin miedo a por ese sueño que uno siempre ha deseado cumplir. Este es el ‘leitmotiv’ de ‘VIDAS’, la serie que Cofidis ha estrenado coincidiendo con la celebración de su 30º aniversario y que se inspira en las historias reales de personas que decidieron arriesgarse y cambiar sus vidas, dejando el trabajo, mudándose a una nueva ciudad o apostando por un ambicioso proyecto; y en definitiva, sacándose esa espinita que todo el mundo se ha clavado alguna vez. El cuarto capítulo de la serie cuenta cómo Fernanda decide retomar sus estudios en la universidad y terminar la carrera que empezó siendo muy joven y que aparcó a un lado para hacerse cargo de su familia.

Su caso, y el de otros tantos que acceden a las aulas pasados los 50 años, no solo es la historia de un sueño cumplido, sino la de un antídoto para combatir el envejecimiento. Así lo confirma un estudio recientemente publicado por la Xarxa Vives d'Universitats y la Facultad de Eduación Social y Trabajo Social Pere Tarrés-URL, que confirma que la formación universitaria sénior impacta positivamente en la salud física y psíquica del alumnado. Más en concreto, los universitarios séniores confiesan "vencer temores y complejos, reducir sentimientos de ansiedad y depresivos, superar situaciones vitales traumáticas, mejorar su capacidad intelectual y ser más tolerantes y humildes".

María García-Carrillo Ara, directora de la Universidad de Mayores CEU San Pablo de Madrid apunta a este respecto que la universidad es la mejor vacuna contra la degeneración neurológica. "Tener compañeros de clase ayuda a combatir la soledad. Está probado que combate el alzhéimer y genera endorfinas, lo que nos hace estar más contentos y animados. Es como una gimnasia para mantener el cerebro activo y más sano", señala.

Esta experta revela que en España existen unos 60.000 alumnos inscritos -el triple que hace 18 años- en los programas para mayores que se organizan en más de sesenta centros universitarios repartidos por todo el país. A la mayoría de ellos, señala García-Carrillo, les mueve el deseo de obtener nuevos conocimientos, entender el mundo en el que viven, subirse en el barco de las novedades y las nuevas tecnologías o recordar conocimientos que adquirieron en su momento son las principales motivaciones que empujan a este colectivo a integrarse -de nuevo o por primera vez- en el sistema universitario. "Hay alumnos que no pudieron estudiar, principalmente mujeres, porque se casaban muy jóvenes y se dedicaban a los hijos, pero ese es el perfil minoritario. La mayoría de los alumnos ya son licenciados o graduados, y les mueve también la inquietud de contactar con personas con sus mismas inquietudes", explica.

Esto le ocurrió a Antonio Arrébola, subdelegado de clase en la Universidad de la experiencia de la Universidad Autónoma de Madrid. Arrébola comenzó a trabajar muy joven, pero enseguida tuvo inquietud por seguir formándose. Sin dejar su trabajo, realizó un grado de marketing y dirección comercial y un máster en administración y dirección de empresas en una escuela de negocios, "porque por aquel entonces, a principios de los años ochenta, ni siquiera se impartía este tipo de programas en las universidades públicas".

Sobre cómo decidió retomar la vida universitaria, apunta que "tenía ganas de seguir aprendiendo cosas, de conocer más y participar con otra gente, -relata-. A muchos nos ocurre que hemos pasado mucho tiempo focalizados en un trabajo o en una actividad profesional, pero hay muchas otras cosas de las que nos gustaría saber".

Qué estudiar a partir de los 55

La directora de la Universidad de Mayores CEU San Pablo apunta que existe una percepción equivocada de este tipo de programas: no se trata de volver a estudiar, sino de volver a aprender. "Muchos alumnos vienen con cierta timidez y vergüenza, porque piensan que no van a ser capaces de volver a estudiar, les preocupan los exámenes… y es por desconocimiento, porque hay muchas universidades en las que no te examinas, quizás se realiza algún trabajo, pero hay que venir aquí por placer de aprender", indica.

"Lo más frecuente es la clase se convierta en una tertulia entre profesores y alumnos. El sistema de aprendizaje ya no es como el de hace 20 años"

Con respecto a los estudios predilectos, "arrasan las humanidades, como filosofía, historia o arte. Suele ocurrir que se interesan más por los programas que son todo lo contrario a lo que es su día a día profesional". Cabe señalar que los estudios de la universidad sénior no presentan la estructura de un grado o licenciatura de la universidad convencional, sino que combinan clases y seminarios de diferentes temáticas y áreas de estudio.

Antonio Arrebola es subdelegado de clase en la Universidad de la experiencia de la Universidad Autónoma de Madrid
Antonio Arrébola es subdelegado de clase en la Universidad de la experiencia de la Universidad Autónoma de Madrid
  

"Lo bueno de este tipo de programas es que venimos de ámbitos muy diferentes y lo más frecuente es que cualquier clase, sea del tema que sea, se convierta en una tertulia en la que participamos profesores y alumnos y compartimos conocimientos, lo cual es muy enriquecedor. El sistema de aprendizaje ya no es como el de hace 20 años", señala Arrébola. Para el subdelegado de la clase, los trabajos en grupo resultan incluso gratificantes. "Te juntas en la biblioteca o vas a una terraza…y todavía aprendes más sobre el tema, es un estímulo extra. Creo que no hay ningún obstáculo para acceder a la universidad, es un camino muy agradable de seguir", apunta.

Un alumnado exigente

Las personas que se interesan por este tipo de programas prefieren la modalidad presencial, ya que otra de las cuestiones que empujan a volver a las aulas es el hecho de contar con una rutina, salir de casa y tener nuevos horarios. "No obstante, con la pandemia también hemos visto que los mayores han encontrado las virtudes del ‘online’, de poder ver la clase cuando quieras", indica García-Carrillo, en referencia a la brecha digital.

Otro de los aspectos que destaca la directora es la exigencia del alumnado. "Estos alumnos no tienen que aprobar, no le hacen la pelota a nadie. Si algo les encanta lo dicen, pero si no están conformes también", comenta. "Además, valoran muchísimo las actividades culturales: las visitas a exposiciones, los seminarios, los viajes…aprecian la vida extraacadémica porque enriquece la vida académica, pero también porque les ayuda a socializar entre ellos".

"No hay ningún obstáculo para acceder a la universidad, es un camino muy agradable"

Cuando tenemos reuniones con los directores de programa y los profesores, siempre andamos con la cantinela de que de allí no nos van a echar, confiesa Arrébola. "Vivir esta etapa es sensacional, te hace sentirse válido, satisfecho, acompañado y creo que eso es lo mejor que me ha dado la universidad", concluye.

Serie VIDAS

La experiencia de Antonio es muy similar a la de Fernanda, la protagonista del cuarto episodio de la serie VIDAS: ‘Volver a estudiar’. Tras visitar a su nieto en la universidad, Fernanda se da cuenta de cuál es su asignatura pendiente: acabar los estudios de Química que abandonó para dedicarse a su familia, cuarenta años atrás. Su carrera es una espinita que tiene clavada desde entonces. Pero hoy, Fernanda vuelve a las aulas dispuesta a terminar lo que empezó.

La serie VIDAS es un proyecto de Cofidis que parte de experiencias de personas reales, para contar historias que motivan a perseguir los sueños y buscar nuevos caminos hacia la felicidad. Estos proyectos de cambio de vida brillan por su afán de superación e invitan a hacer realidad proyectos que nos hagan recuperar la ilusión. En una vida hay muchas vidas, ¿por qué no vivirlas todas?