Zorrilla se rehabilita

Segunda victoria consecutiva del Valladolid en casa tras siete tropiezos seguidos. Dominó el duelo con claridad.
La brega y la intensidad, como se aprecia en la imagen, fueron ayer la tónica en Zorrilla.
La brega y la intensidad, como se aprecia en la imagen, fueron ayer la tónica en Zorrilla.
Pablo Requejo
La brega y la intensidad, como se aprecia en la imagen, fueron ayer la tónica en Zorrilla.
Valladolid 1
Castellón 0

José Zorrilla: 7.800 espectadores.

Valladolid: Bizzarri, Chema, Ramis, Hernández, Mario, O. Sánchez, Morales, Broli (Capdevila, min  58), Tote (Alvaro, min  58), Víctor, Llorente (Correa, min  81).

Castellón: Xavi Oliva, Pardo, Rodri, Aurelio, Casablanca, Torrecilla (min 67, Pulga), Segovia, Héctor, Mario Rosas (Kenji, min 67) Zafra (Jonan, min  73) y Tabares.

Gol: 1-0 (min 62): Víctor (p.).

Arbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Tote, Zafra, Jonan, Aurelio y Rodri.

Con el inapelable triunfo de ayer, el Valladolid parece empeñado en cortar de raíz con la excesiva generosidad que exhibía últimamente en Zorrilla. Y es que desde que ganó al Numancia, en octubre del 2005, sólo venció una vez ante su afición, y fue hace dos semanas ante el Castilla.

Por suerte para la sufrida hinchada pucelana, Víctor desactivó a tiempo, y de penalti, el dispositivo defensivo castellonense y brinda tres puntos valiosísimos a su equipo de cara a la difícil lucha, pero aún factible, por ocupar la zona de ascenso a Primera.

Víctor, protagonista

Las sensibles bajas que arrastraba el Castellón empequeñecieron su juego, pero bien es cierto que el conjunto de Alfredo Merino, que saltó al césped respaldado por tres centrales, firmó una actuación muy sobria y tremendamente superior a la del equipo levantino. Ya en el primer acto se apreció este desequilibrio. La fluidez en las transiciones del balón y la frescura de ideas eran de claro color albivioleta, y eso pronto se tradujo en un aluvión de ocasiones que pusieron a prueba los reflejos de Xavi Oliva, pero ni Víctor, en tres opciones inmejorables, ni Marcelo Broli inauguraron la cuenta. Esta falta de pegada sembró el desánimo en la hinchada vallisoletana cuando se llegó al intermedio, pero a poco de la reanudación Víctor no perdonó desde el punto de penalti una infracción sobre Óscar Sánchez.

Curiosamente, la escuadra local estaba firmando sus minutos más grises desde el pitido inicial, y el Levante incluso rozó el 0-1 en un disparo al poste de Zafra, pero a raíz del tanto pucelano el partido se convirtió en un deslabazado correcalles de escasa calidad y, también, de escaso peligro para los dominios de Bizzarri.

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