Zinedine Zidane siempre fue un jugador atípico, alejado del foco mediático más allá del terreno de juego. Una clave para su desarrollo físico que él mismo relata en una entrevista para la web 'OTRO': "Luché por convertirme en el mejor. Descansé bien, no hice el idiota por los bares, bebía agua y estiraba mucho. Di todo lo que pude para convertirme en el mejor jugador, tenía que hacerlo a toda costa", explica.
Explica el entrenador del Real Madrid que, al no irle bien las cosas en la escuela, se dio cuenta de que debía buscar otra manera de ganarse la vida: "Una vez que tuve el permiso de mi padre y de mi madre lo di todo por lo que quería. Al llegar al Cannes vi entrenar a los jugadores y me dije: ‘Quiero dedicarme a esto".
Y el francés se convirtió en uno de los futbolistas más importantes de la historia de su país. Un legado que ha trasladado a los banquillos, donde se ha coronado como uno de los entrenadores más exitosos de la historia del Real Madrid. Zidane cuenta que uno de sus máximos objetivos cuando se centró en el mundo del fútbol era "llenar de orgullo" a sus padres; algo que, a juzgar por su trayectoria, seguro ha conseguido.
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