Caravaca de la Cruz, una de las cinco ciudades santas del Cristianismo en la que el creyente, mediante peregrinaje, puede ganarse la indulgencia hacia sus pecados, se ha convertido en una meca particular para el ciclismo estadounidense, que parece haber recibido allí las gracias de su consolidación.

Si en el debut de Caravaca en la Vuelta, en 2004, venció un por entonces desconocido David Zabriskie, este miércoles, meta de la 11ª etapa de 2009 tras 200 km, se impuso al sprint Tyler Farrar. Y no será porque no hubo intentos de fuga, seducidos por la existencia de dos puertos en el trazado, pero los equipos con llegadores no especularon; más bien fueron los favoritos los que se tomaron con tranquilidad el día.

El joven velocista, de 25 años, se perfila como uno de los grandes rivales de Mark Cavendish, el sorprendentemente joven icono de las llegadas en la actualidad. El triunfo de Farrar, el octavo de la temporada, es el primero en una vuelta de tres semanas.

Hasta este año no había disputado ninguna, pero el Garmin le ha llevado a todas. Fue segundo en dos etapas del Giro y el Tour y, en la tercera, la Vuelta, ganó. Este jueves, segunda jornada de descanso.