El cuarto título mundial consecutivo de Sebastian Vettel no ha estado exento de polémica, ya que la hegemonía del piloto alemán se multiplicó exponencialmente raíz del cambio de neumáticos que aprobó la FIA a partir del GP de Hungría, el pasado mes de julio.

Aquella decisión, muy discutida y cuestionada por algunos equipos, implicó desterrar los neumáticos de 2013, fabricados con bandas internas de acero, para recuperar los utilizados en 2012, con bandas de kevlar. El resultado de aquella drástica medida alteró por completo el sistema de poder establecido en la parrilla hasta ese momento.

Equipos como Ferrari o Lotus, que conservaban bien los neumáticos a principios de temporada, comenzaron a sufrir cada vez más en los circuitos, mientras que otros equipos, como Red Bull o Mercedes, consiguieron exprimir todo el potencial de sus monoplazas, hasta entonces limitados por la degradación de las gomas.

Especialmente llamativo fue el despegue de Red Bull y de Sebastian Vettel, un tándem que ha ganado cinco de las seis carreras disputadas desde que se produjo el cambio de neumáticos. Es decir, todas menos una. Una impecable racha de victorias, que pulverizó la igualdad reinante en la primera mitad del campeonato.

Alonso desaprovecha el mejor Ferrari. La mala fortuna y los problemas de fiabilidad impidieron a Fernando Alonso exprimir al máximo su Ferrari en las primeras carreras del Mundial, cuando el F138 era uno de los monoplazas más competitivos de la parrilla gracias a su mayor capacidad para conservar los neumáticos. En Malasia tuvo que abandonar al perder el alerón delantero en las primeras vueltas y en Bahréin vio cómo su DRS se quedaba bloqueado. A pesar de ello, se apuntó dos victorias en China y Montmeló. En cambio, Vettel, con muchos problemas de degradación en su Red Bull, salió airoso de ese primer tramo del campeonato al sumar dos triunfos en las dos carreras en las que Alonso tuvo problemas: Malasia y Bahréin.

Mónaco, primer aviso para Ferrari. El GP de Mónaco fue el primero que puso en evidencia la falta de rendimiento del Ferrari. La escasa degradación de las gomas en la pista monegasca, permitió que los Red Bull y Mercedes pudieran lucir su mejor versión y dejaron atrás a Alonso, octavo en la meta. Vettel fue segundo en el Principado.

Silverstone aceleró el cambio de neumáticos. Red Bull y Mercedes llevaban tiempo presionando para modificar los neumáticos y la FIA acabó cediendo a sus exigencias tras el GP de Gran Bretaña, en el que se produjeron hasta cuatro reventones de neumáticos, que pusieron en riesgo la seguridad de los pilotos. Aunque Pirelli afirmó que los reventones fueron causados por configuraciones agresivas de los equipos, la FIA obligó al fabricante a sustituirlos por los de 2012. Vettel sufrió en aquella carrera de Silverstone su único abandono de la temporada, aunque por un problema mecánico.

Nurburgring, primera prueba. En el GP de Alemania, disputado en Nurburgring, Pirelli reintrodujo los neumáticos de 2012, pero solo en el eje trasero de forma experimental. El resultado fue una victoria de Vettel, mientras que Alonso se quedó fuera del podio (cuarto). Empezaba a producirse el cambio de poderes en el campeonato.

Hungría, vuelven los neumáticos de 2012. Hungría fue la primera carrera en la que se utilizaron los neumáticos de 2012 en las cuatro ruedas. Vettel acabó tercero y Alonso no pudo pasar del quinto puesto.

El despegue definitivo. Tras la cita de Hungría se produjo el despegue definitivo de Vettel, que ya no dio ninguna opción a sus rivales. Llegaron los grandes premios de Bélgica, Italia, Singapur, Corea, Japón y la India, todos saldados con victoria del alemán, que también firmó la pole en todos excepto en Spa y Suzuka.