No hay manera. El Real Zaragoza parece incapaz de ganar un partido desde el pasado 31 de octubre, fecha en la que logró su última victoria en el campo del Almería (0-1). Desde entonces, el equipo de Víctor Fernández sólo ha dado disgustos a una afición que ya empieza estar cansada, muy cansada. Siete partidos seguidos sin ganar (cuatro derrotas y tres empates) son demasiados para un proyecto que pretendía ser ambicioso y que alguna vez soñó con jugar la Liga de Campeones.

Esa meta es hoy por hoy imposible y suena, incluso, a chiste malo. Más real parece el fantasma del descenso que en estos momentos se encuentra a sólo tres puntos del conjunto aragonés.

Ayer, el Zaragoza saltó al césped de Riazor con ganas, como siempre, y a los 17 minutos se adelantó con un gol de cabeza de Diego Milito. La ventaja, también como siempre, se convirtió en una losa que pesó en el juego blanquillo. Aun así, el equipo de Víctor resistió bien hasta el descanso.

Fue en la segunda parte cuando el Zaragoza desapareció y entregó al Depor el manejo del partido. Los gallegos tardaron poco en marcar, pero el árbitro le anuló el gol a Xisco por fuera de juego. El siguiente, obra de Coloccini, sí subió al marcador.

El Zaragoza sólo despertó al final, muy tarde. Celades disparó entoces al palo.

Víctor: «Nos costó reaccionar»

El técnico del Real Zaragoza, Víctor Fernández, admitió que sus hombres tuvieron muchos problemas en la segunda parte: «En la primera parte estuvimos mejor que el Deportivo, pero en la segunda ellos salieron fortísimo y dominaron hasta los últimos diez minutos». El preparador aragonés, no obstante, valoró positivamente el empate logrado en Riazor: «El marcador puede considerarse justo. Si cerramos el año con victoria ante el Valencia este habrá sido un buen resultado para nosotros».