El 'timo de los paraguayos' colocó falsos argentinos en España

  • Llegaron con documentación que acreditaba que habían nacido en Paraguay.
  • Para jugar en España había dos requisitos: ser descendientes de españoles y no haber sido internacionales en el país de procedencia.
  • En la primera comparecencia pública, según un chiste,  presumían de "un abuelo nacido en Celta de Vigo o una abuela bautizada en Hércules de Alicante".
  • En 1974, se reabrieron las puertas a los extranjeros.
Imagen de un balón de fútbol.
Imagen de un balón de fútbol.
ARCHIVO
Imagen de un balón de fútbol.

El "timo de los paraguayos" sirvió en los años sesenta y setenta del pasado siglo para colocar jugadores argentinos en la Liga, a cuyos clubes llegaron con una documentación que acreditaba que habían nacido en Paraguay cuando en realidad eran naturales de Argentina.

Esa masiva llegada de futbolistas sudamericanos estuvo marcada por los incumplimientos de la normativa en España, en especial desde Paraguay, donde era más fácil camuflar la identidad de un jugador que en Argentina o Uruguay. Así lo confirma un estudio del investigador José Ignacio Corcuera, titulado El timo de los paraguayos y publicado en el boletín del Centro de Investigación e Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE), representante en España de la International Federation of Football and Stadistics (IFFHS).

Parte de los que llegaron eran paraguayos sin serlo. Es el caso de Mario Jacquet, quien, según el especialista, "no era ni paraguayo, ni oriundo" o de Ramón Aguirre Suárez, que triunfó en Argentina y que no había nacido en Cué (Paraguay), sino en Tucumán (Argentina), hasta el punto de ser conocido como el Tucumano. Según Corcuera, cerca de cincuenta argentinos llegaron a España de esa forma, ya que en Paraguay, por mil dólares de la época, "se libraban documentos de procedencia con todos los sellos y timbres legales".

Cerrado el acceso de extranjeros

Desde el fracaso en el Mundial de Chile de 1962, en el que jugaron con España futbolistas no nacidos en el país como Alfredo di Stéfano, Ferenc Puskas o José Emilio Santamaría, hasta mitad de los años setenta, estuvo cerrado el acceso a los jugadores extranjeros, pero la llegada de oriundos fue masiva. A mitad de los sesenta empezaron a aparecer algunos que iban a ser importantes en sus clubes españoles como "Casco, Anastasio Jara, Juan Carlos Rojas, Miguel Pérez, Fleitas, Acosta, Benegas, Jacquet, Toñanez, Pedro Fernández, Aníbal Pérez...".

Para jugar en España había dos requisitos: ser descendientes de españoles y no haber sido internacionales en el país de procedencia. Las posibilidades de contratar a jugadores de calidad que no cumplían la norma, señala Corcuera, "apuntalaron el nuevo y floreciente negocio", que "se olfateó desde ambos lados del Atlántico", ya que "falsificar documentaciones estaba casi al alcance de cualquiera".

Paraguay, "al abrigo de una burocracia corrupta, expedía certificados y partidas de nacimiento casi a medida. Pronto, de este modo, cobró cuerpo la figura del futbolista recién llegado de Asunción o Buenos Aires que, según el chiste, en su primera comparecencia pública presumía de sangre española con un abuelo nacido en Celta de Vigo o una abuela bautizada en Hércules de Alicante".

Los clubes vascos lo denunciaron

Los clubes vascos de la Liga, el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad, denunciaron las irregularidades y demostraron algunas falsificaciones. Aunque se probó que habían sido internacionales, Fleitas y Aníbal pudieron seguir en España con la condición de no cambiar de club, pero, por ejemplo, se frustró la llegada de hombres como Héctor Ramón Ponce o Carlos García Cambón.

Según Corcuera, un pacto entre la FIFA y la Federación Española de Fútbol, puso un parche al problema ya en los años setenta: Valdez y Roberto Martínez no volvieron a ser internacionales.

Entre los afectados de una u otra forma por este asunto también estuvieron Cos, argentino que también llegó como paraguayo, Miguel Ángel Adorno, Rodolfo Vilanova, Eduardo Anzarda, Víctor Juárez, Carlos Diarte, que encontró en Martínez un primer apellido que españolizaba su origen, o Crispín Maciel, que eligió el de García.

En aquel proceso no faltaron ni las denuncias, ni los detectives privados españoles que viajaron a Sudamérica a investigar, ni el descubrimiento de sobornos, ni los intentos de vender información.

En 1974, se reabrieron las puertas a los extranjeros en España, en parte para resolver esas irregularidades, y los jugadores sudamericanos empezaron a llegar a la Liga mayoritariamente como foráneos.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento