Nadal se impuso en solo dos horas y tres minutos y unió su nombre al de Tommy Robredo y David Ferrer, clasificados ya desde el viernes, con lo que habrá tres españoles en octavos en este torneo, tal y como sucedió en 1997 con Félix Mantilla, Albert Costa y Carlos Moyá.

De todos ellos, Moyá alcanzaría luego la final que perdió contra el estadounidense Pete Sampras.

De vuelta a los octavos como en 2005, su mejor actuación hasta ahora, Nadal se enfrentará con el ganador del encuentro entre el argentino Juan Ignacio Chela y el británico Andy Murray (15 favorito).

Nadal ganó su tercer partido sin ver la luz del sol. Una vez más la lluvia obligó a que se cerrase el techo de la Rod Laver Arena, pero el español se desenvolvió mucho mejor que en sus encuentros anteriores contra el estadounidense Robert Kendrick y el alemán Philipp Kohlschreiber, también bajo techo.

Nadal mejora su saque

Mucho más efectivo con su servicio, que solo cedió una vez, y con el que consiguió cuatro directos y un 74 por ciento de primeros saques, y soltando el brazo después para clavar su derecha, Nadal apabulló a Wawrinka con una velocidad de bola muy superior en los intercambios y una rapidez de desplazamientos que anuló el elegante revés del jugador suizo.

Los arranques de Nadal destruyeron a Wawrinka, y así en el primer set el español se colocó pronto con un 4-0, al igual que en el segundo con 4-1, y 2-0 en el tercero.

La segunda raqueta helvética únicamente pudo robar el saque del español en el sexto juego del segundo set cuando se mostró algo más ofensivo.

Los números avalaron la exhibición de Nadal, que ganó 99 puntos por los 62 de su rival, al que quebró en siete ocasiones.

Los 15.000 espectadores de la Rod Laver Arena disfrutaron con el juego de Nadal y también con sus músculos, cuando en el primer set el español se cambió de camiseta.

Exclamaciones de admiración y silbidos entusiastas se escucharon entonces en la central.

El partido, primero entre ambos, sirvió de referencia a lo que puede pasar en la eliminatoria de Copa Davis, del 9 al 11 de febrero en el Palexpo de Ginebra, donde los dos serán los números uno de sus respectivas formaciones, si Roger Federer no cambia de opinión.

Para colofón, Nadal terminó el duelo con un punto espectacular, de los que le gusta especialmente, cuando Wawrinka le obligó a golpear casi desde la valla y la derecha del español viajó hasta justo el ángulo del fondo de la pista.

Wawrinka pidió repetición del punto con el Ojo de Halcón, pero ya sabía que la pelota había tocado la pista, como el artilugio demostró.