En los vestuarios del Camp Nou, el Calderón o el Bernabéu suenan habitualmente los nombres de Lluís y Leo, dos artistas del tatuaje que han pintado la piel de los futbolistas más famosos. Algo tendrán sus dibujos cuando, el pasado domingo, Thierry Henry besó la última obra que Lluís Navarro había grabado en su muñeca para celebrar un gol. "Me quedé de piedra cuando lo vi. Fue una satisfacción enorme. Su tatuaje simboliza fuerza y vitalidad", explica el autor.

Las pinturas de Lluís son polinesias y "representan dioses o figuras marinas" que dan suerte al portador: "Los clientes me escriben en un papel sus deseos, esperanzas o temores. Yo los interpreto y luego les propongo un dibujo. Si les gusta, saco las agujas".

Leo, argentino afincado en Móstoles, tatuó el brazo de Fernando Torres con su nombre en alfabeto élfico y desde entonces no ha parado: "Se puso de moda este lenguaje de El Señor de los Anillos. Todos querían hacerse uno como el de Torres. Los futbolistas son ídolos y crean modas". Lluís también lo ha vivido: "Muchos jóvenes quieren un tatuaje como el de Henry, pero son dibujos únicos y no se pueden repetir. Traería mala suerte".

Como buen argentino, Leo sueña con teñir la piel de Maradona: "Para nosotros es Dios y espero hacerlo algún día. Su yerno (el Kun Agüero, a quién también ha tatuado) me dijo que la próxima vez que viniera me iba a traer a su suegro".

Soportan bien el dolor

"Los deportistas tienen la piel dura y casi nunca se quejan del dolor. Especialmente Torres, es como tatuar una puerta", explica Leo. "Están acostumbrados a recibir patadas y esto no es nada para ellos", añade Lluís.

Además de no quejarse, los futbolistas suelen ser generosos clientes. "Son buena gente y sabes que siempre tienes entradas para ver partidos, camisetas firmadas o alguna propina. Con Torres somos buenos amigos", relata Leo.