Por primera vez el Madrid jugaba con lógica, bien: líneas juntas, presión, incluso corriendo, concepto tabú. El Olympiacos, una madre, hacía el resto en pro de la notable primera parte blanca, plagada de ocasiones y culminada –que no rematada, error– con el cabezazo a la red de Raúl, primer goleador madridista en esta competición con 50. Todo lo contado pareció espejismo en la segunda mitad. Empató Kafes y llegaron las prisas. Luxemburgo acudió a Soldado y éste salvó la papeleta europea al borde del abismo.
Soldado evita el caos
Un gol in extremis del canterano salva al Real Madrid en un partido en el que perdonó demasiado.
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