Del gol de Palop al de Mbia: el triunfo de la fe del Sevilla

  • El Sevilla lleva compitiendo en esta competición desde el 1 de agosto (la previa).
  • Estuvo al borde del K.O. ante Betis y Valencia: y el Oporto se lo puso muy difícil.
  • Sus remontadas recuerdan otros momentos como el gol del portero Palop.
  • El dramático triunfo ante el Benfica es el tercer título sevillista en esta competición.
  • Emery, Rakitic y la pareja Bacca - Gameiro, claves en el éxito del equipo andaluz.
Los jugadores del Sevilla corren a celebrar el triunfo en la Europa League tras la tanda de penaltis.
Los jugadores del Sevilla corren a celebrar el triunfo en la Europa League tras la tanda de penaltis.
EFE
Los jugadores del Sevilla corren a celebrar el triunfo en la Europa League tras la tanda de penaltis.

El Sevilla FC se ha acostumbrado a la épica en Europa. Hace siete años Andrés Palop se convirtió en el héroe inesperado cuando subió a rematar un córner a la desesperada y su gol eliminó al Shakhtar, paso previo a levantar la segunda Copa de la UEFA consecutiva dos meses después. Esta vez fue Mbia el que, también con todo perdido, logró un tanto milagroso ante el Valencia que metió a los andaluces en la gran final, que acabó con una dramática victoria ante el Benfica en la tanda de penaltis.

También ante el Betis estuvo al borde del KO. Un 0-2 en el partido de ida en el Pizjuán de los octavos de final pareció dejar sentenciada la eliminatoria, pero el Sevilla nunca se rindió, fue ambicioso en el Villamarín y logró forzar la prórroga. La lotería de los penaltis decidió a favor de los de Emery.

La andadura del Sevilla en la Europa League ha sido un camino largo, muy largo. Esta vez la competición no se la llevó uno de los repescados de la Champions, como suele ocurrir desde que la competición adoptó este nuevo formato en 2009 (siempre menos el Atlético, en 2012). Los andaluces llevan luchando en esta competición desde el 1 de agosto, cuando empezó la previa ante el Mladost Podgorica, saldada con un contundente global de 1-9.

La siguiente eliminatoria en la previa fue ante el Wroclaw polaco y el resultado fue el mismo: 1-9. La fase de grupos ya era un hecho y en ella se vio a un Sevilla irregular pero que no cedió ni una sola derrota y acabó como líder de grupo con tres victorias y tres empates. Friburgo, Slovan Liberec y Estoril no fueron rivales de entidad suficiente.

El Maribor esloveno dio más trabajo de lo esperado, pero el verdadero reto fue ante el Betis. El ya contado 0-2 en la ida y tocó épica para la vuelta. Fue un partido maravilloso, de los que hacen afición, emocionante hasta el final y con muchos momentos dramáticos que parecieron inclinar la balanza a un lado o al otro.  Los penaltis decidieron, Nono falló el decisivo y el Sevilla puso rumbo a cuartos.

El Oporto era a priori uno de los rivales más duros, y el 1-0 de la ida en O Dragao volvió a poner contra las cuerdas a los sevillistas, pero en la vuelta se vieron los mejores momentos de fútbol de los de Emery, con un 4-1 contundente tanto en el marcador como en el juego.

Otro rival español tocó en la vuelta, esta vez el Valencia. Fue una eliminatoria loca y muy polémica que los andaluces encarrilaron en la ida con un claro 2-0 pero que en la vuelta dieron la vuelta los 'ché' con tres goles, dominando el marcador a poco del final.

Cuando el Valencia ya celebraba el pase, un tanto de Stephane Mbia en el descuento obró el milagro para el Sevilla, que logró el pase para la final de Turín, en la que esperaba la gloria tras derrotar en la final al Benfica.

La final no pudo ser más intensa y dramática. Las mejores ocasiones fueron del Benfica, que perdonó hasta en siete oportunidades cuando parecía que el gol iba a llegar. Pero el tanto no llegó y Beto fue un muro en la tanda de penaltis. El Sevilla ganaba la competición por tercera vez.

Las claves de la victoria

Tras varios años de sequía y apartado de la lucha por los títulos, el Sevilla volvió a tocar el cielo apoyado en varias columnas:

Fe inquebrantable. Sin duda, el espíritu del Sevilla es indomable. Son varias las veces en las que se ha visto contra las cuerdas y al borde de la eliminación y el equipo siempre ha tenido fe ciega en sus posibilidades, no había remontada que pareciera imposible.

Emery, un entrenador de élite. El vasco ha vuelto a demostrar lo gran entrenador que es. Es discutido con mucha frecuencia, pero sus logros están ahí y con el Sevilla lo ha vuelto a hacer. Ha fabricado un equipo sólido y en el que sus estrellas se sienten cómodas para desarrollar su talento.

Rakitic, la estrella. El croata está ante la temporada de su consagración definitiva como una gran estrella. Su temple, su criterio, su variedad de recursos, su clase y sus buenos números de cara a portería le han convertido en una de las piezas más deseadas por los grandes para la próxima temporada.

Bacca-Gameiro, una pareja letal. Sus cifras goleadoras son demoledoras, entre ambos han aportado 29 goles en Liga pese a jugar pocos minutos juntos. En la Europa League también se han mostrado implacables, haciendo seis goles cada uno.

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