La plata que sorprendió a Macarena Aguilar y esquivó el 'maleficio' de Fráncfort

  • La selección femenina de balonmano regresó este lunes a España después de concluir segunda en el Campeonato de Europa de Croacia y Hungría.
  • Macarena Aguilar (Györ): "Hemos dado un paso gigante en madurez, en grupo, en juego… Con partidos malos, sí, pero estamos en el buen camino".
  • Eli Pinedo (Bera Bera) destaca las semifinales: "De alguna forma lo disfrutamos más que la plata, porque ésta es la consecuencia de un oro que no sumas"
La selección femenina de balonmano y miembros del cuerpo técnico posa con varias autoridades a su regreso a España después de alcanzar la medalla de plata en el Europeo disputado en Croacia y Hungría en diciembre de 2014.
La selección femenina de balonmano y miembros del cuerpo técnico posa con varias autoridades a su regreso a España después de alcanzar la medalla de plata en el Europeo disputado en Croacia y Hungría en diciembre de 2014.
JAVIER LIZÓN / EFE
La selección femenina de balonmano y miembros del cuerpo técnico posa con varias autoridades a su regreso a España después de alcanzar la medalla de plata en el Europeo disputado en Croacia y Hungría en diciembre de 2014.

Eli Pinedo, alavesa de Amurrio, guerrera del balonmano curtida en plata y bronce, bromea al poco de aterrizar este lunes en Madrid con el resto de una expedición que vuelve a casa con la plata de subcampeona de Europa colgada al cuello. De Hungría a España con escala en Fráncfort. Y ese aeropuerto germano a las Guerreras no les hace gracia por malas experiencias pasadas. “Lo venía pensando, a ver si nos la van a liar al final”, sonríe Pinedo.

“A la vuelta de un europeo anterior y de un mundial ya nos tocó pasar por Fráncfort y la verdad es que por dos veces estuvimos a puntito de pasar la Navidad en el aeropuerto”, amplía la manchega Macarena Aguilar sobre otro de los puntos en común de este equipo especial dentro del panorama español, gestado con cuatro medallas internacionales en seis años que hilvanan juegos olímpicos, mundiales y citas continentales. Un equipo que ensalza el concepto de bloque, que garantiza entrega y compromiso y que recela del gran aeropuerto germano. Este lunes no hubo temporal amenazante. Pero no faltó el retraso.

Unas 300 personas recibieron en Barajas a la mejor selección de balonmano femenino que ha tenido España, una generación a la que le falta lo más alto de un podio. Y las caras de cansancio, fruto de una noche más corta de lo normal no tanto por la fiesta del subcampeonato como por el madrugón para iniciar la vuelta a casa, son palpables. “A las 6.15 ya estábamos bajando las maletas”, confiesa Aguilar. Pero la fatiga no doblega los ánimos y las Guerreras se contagian del ambiente festivo de su recepción, una confluencia de cánticos, flashes y hasta selfies que erosionan el protocolo previsto.

Tenemos que asimilar toda esta bienvenida y todo este interés por nosotras”, agradece Pinedo. “Esto es abrumador”, dice Mangué, que en sus quince años de internacional admite que no se ha visto en otra igual. Más allá de la final en sí, la alavesa del Bera Bera donostiarra se queda con las semifinales contra Montenegro: “Según acabó el partido nos abrazamos y a todas nos brillaban los ojos porque de alguna forma no nos podíamos creer estar en otra final. De alguna forma lo disfrutamos más que la plata, porque la plata es la consecuencia de un oro que no sumas… Aunque una plata es un resultado enorme”.

Un interés fruto del último paso adelante de un balonmano femenino español que ha obviado la falta de tradición en esta lides para crecer gracias al eco de sus resultados y abrirse un hueco en un panorama mundial donde las Guerreras son más algo que una casualidad. Y, en un contexto de crisis, jugadoras preciadas: diez de las dieciséis presentes en el Europeo compiten en el extranjero, repartidas en Francia, Hungría y Rumanía. “Nos han dado mucho pero nos darán más”, pronostica Francisco Blázquez, presidente federativo. “Yo creo que estamos ahí. Este campeonato hemos dado un paso gigante en madurez, en grupo, en juego… Con partidos malos, sí, pero estamos en el buen camino”, admite Aguilar. “Y tenemos que seguir así”, indica Pinedo, “porque desde el Mundial de Brasil [2011] hemos crecido mucho mentalmente. Somos más fuertes y más maduras, nos entrenamos mejor y en momentos conflictivos, momentos de un partido donde vas un gol abajo o un arriba, se nota otro saber estar”.

Un desenlace imprevisto para 'Maka' Aguilar

“El resultado final, sin embargo, me ha sorprendido”, aporta Aguilar, una de las dos capitanas junto a la canaria Marta Mangué; “durante la concentración de octubre no vi al equipo así. Pero algo ha pasado que nos ha cambiado a todas. El grupo ha evolucionado, ha madurado y por qué no, en el próximo mundial [Dinamarca 2015], vamos a estar ahí. Igual luchando por medalla. O igual no. Pero con nuestras opciones. En el pasado mundial hicimos tres partidos muy buenos y nos salió el día tonto en octavos que nos mandó a casa; yo creo que nuestro resultado hubiera sido mucho mejor, aunque no sé si para medalla. Con todo, después de los Juegos de Londres sí tuvimos algunas dudas”, añade la de Bolaños de Calatrava.

“Aunque hemos estado muy cerca... ¡Más cerca que nunca! Más incluso que en los Juegos de Londres, en cuya primera fase las ganamos (20-25)… Pero se nos escapó. Tuvimos a Noruega bien cogida durante la primera parte, pero en la segunda… Hay que mejorar las segundas partes. Nos han pasado factura en varios partidos. No sé si por no saber gestionarlas, por un tema físico… En las segundas partes hemos bajado el ritmo en comparación a las primeras. Ahí tenemos algo a mejorar”, valora una Pinedo que en su perfil en una red social bromeaba con el color de la medalla en función del filtro elegido para tomar una fotografía.

A la vasca la etiqueta de “guerreras” no le desagrada. “Nos comenzaron a conocer así antes del Preolímpico de Londres y no es algo que nos disguste. Al contrario, diría que va un poco en consonancia con nuestro estilo de juego. Somos unas chicas que no tenemos una jugadora que meta catorce goles por encuentro, pero luchamos cada balón, nos movemos más que nadie y tenemos un estilo de juego diferente al resto. Nos va bien la etiqueta”.

“Ahora solo pienso en llegar a casa, dejar la medalla… y la desconexión total”; ríe Aguilar; “Mucha jugamos fuera de España y no podemos disfrutar mucho de nuestras familias, de nuestras ciudades, de nuestras casas…”. Nunca mejor dicho, el descanso de las Guerreras.

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